Los perros pueden reconocer nuestras emociones

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Los animales domésticos comparten infinidad de momentos con nosotros; nos protegen, hacen compañía, relajan, activan… En alguna ocasión nos habremos preguntado, ¿nuestra mascota también nos quiere? Los estudios que pretendían despejar esta incógnita han girado en torno a los dos animales domésticos más populares: el gato y el perro.

Por su parte, los gatos son algo más complejos a la hora de estudiar, ya que no son tan expresivos cuándo queremos asociar un comportamiento a una expresión, en la mayor parte de los casos facial. Pero podemos quedarnos tranquilos, nuestro gato reconoce nuestra voz.

En el caso de los perros, los estudios han podido desentrañar de forma más exhaustiva su comportamiento, las reacciones y como afecta esto a su dueño. Desde algo simple, como reconocer cuándo estamos enfadados, a lo que nos muestra el último estudio de la University of Lincoln: los perros son capaces de reconocer las emociones humanas.

El mejor amigo del hombre

Los perros tienen un papel importante en la vida humana, y no sólo en términos de compañía. El entrenamiento y servicio de los perros ‘guía’ ha permitido que personas con discapacidades visuales puedan llevar una vida más sencilla y con menos obstáculos. Por ello, comprender y conocer, y a poder ser, saber como interactuar con ellos podría ser la clave para hacer aun más sencillo este proceso y muchos más.

Los investigadores presentaron a 17 perros domésticos una serie de imágenes y sonidos combinados alternando motivos positivos (alegría o diversión), y negativos (agresividad o enfado) de perros y humanos. El equipo encontró que los perros dedicaban más tiempo a mirar las expresiones faciales que curiosamente coincidían con el estado sonoro que le representaba.

Hasta el momento, conocíamos que los perros eran capaces de entender nuestras expresiones, pero no nuestras emociones.

Un paso más cerca en la psicología canina

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El estudio muestra que los perros poseen la habilidad para integrar dos fuentes diferentes de información sensorial en lo que sería una percepción coherente de las emociones, tanto de perros como humanos. La conclusión era difícil de encajar cuándo la información de la que disponíamos se basaba en meras anécdotas entre dueño y mascota, siendo el estudio una aproximación eficaz en el entendimiento de la psicología animal.

Ya que conocemos que nuestros perros son capaces de reconocer nuestras emociones, no debemos dudar en educarlos para hacer que la convivencia y su crecimiento sea el mejor posible.

Fuente | University of Lincoln

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