La ingeniería tisular es todo un mundo. Ahora no somos solo capaces de recoger o cultivar células madre con facilidad, sino también de construir de manera artificial desde vasos sanguíneos hasta órganos enteros, sin olvidarnos de la manipulación genética para hacer crecer y rejuvenecer esos mismos órganos. Si, la cosa da para una película, pero esto ya pasa a principios del siglo XXI. Ahora podemos añadir un capítulo más a este libro futurista: Vaginas de ingeniería tisular.
Las vaginas “artificiales” creadas con los mismos tejidos de las pacientes
Este tipo de órgano artificial ha necesitado décadas de trabajo, pero finalmente se ha conseguido con éxito la creación de vaginas diseñadas con ingeniería tisular, y ha sido posible implantarlas en las mismas mujeres donantes de células. Es decir, se cogían células de la paciente, se cultivaban en el laboratorio y más tarde se devolvían a su cuerpo para acabar formando las vagínas otra vez (algo similar a lo que sucede con los auto-trasplantes de médula ósea, para que os hagáis una idea).
La técnica utilizada se desarrolló ya en la década de los 90′, en una investigación dirigida por Anthony Atala, de la Escuela de Medicina de Wake Forest. Las pacientes beneficiadas por dicho estudio eran mujeres que habían nacido con vaginas no funcionantes o “vagina hueca“. Es el llamado Síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (aunque, si os soy sincero, en medicina solo se le llama “Síndrome de Rokitansky“, y yo he tenido la “suerte” de poder haber visto solo uno en toda la carrera, pues es bastante raro). En esta enfermedad si existe vulva, el órgano genital externo femenino, pero no hay cavidad vaginal, por lo que no es posible tener relaciones sexuales ni tener la menstruación, con los correspondientes efectos psicológicos que esto conlleva.
La técnica de ingeniería tisular, similar a la usada en otros órganos
Como hemos comentado al principio, en los últimos años se ha conseguido la creación de órganos bioartificiales como un hígado, y estas vaginas han seguido una técnica similar. Se tomaron muestras de células de las vulvas de las mujeres y se cultivaron en un andamio de colágeno biodegradable en el laboratorio. Una vez habían madurado suficiente, los médicos insertaban las vaginas bioartificiales en la cavidad abdominal de las pacientes, manteniéndolas sujetas con un stent durante las primeras seis semanas. Pasados seis meses desde esta inserción, las vaginas se habían desarrollado planeamente. Aún así, Atala esperó entre 4 y 8 años antes de publicar sus resultados por si había alguna complicación (más vale prevenir que curar, ¿no?):
“Después de la operación, todo funcionó con normalidad. Tenían niveles normales de libido, excitación, satisfacción e incluso orgasmos. No han intentado dar a luz, pero pueden ovular, por lo que no hay razón para sospechar que esto no fuera posible”
Finalmente, cabe destacar que este estudio no solo abre un nuevo camino para mejorar la vida de muchas mujeres, sino que el hecho de poder conseguir un órgano bioartificial funcionante que acaba de crecer y adaptarse con total normalidad dentro de nuestro cuerpo tiene un potencial enorme. Ya no serían necesarios los trasplantes de órganos vivos, y con la correspondiente investigación cualquier tipo de órgano podría prepararse y estar listo para implantarse en el cuerpo de su mismo dueño con solo cultivar algunas células. ¿Ciencia-ficción? No, solo investigación. Es el futuro.
Vía | The Lancet.