Uno de los momentos más difíciles en la vida es cuando a uno le deja la persona que ama, cuando nos rompen el corazón. Y solemos pensar que el que es dejado es el que más sufre. Pero lo cierto es que el que decide acabar con la relación tampoco lo tiene nada fácil. En ocasiones tomar la decisión (correcta) puede llegar a ser muy estresante y duro. El artículo de hoy pretende ser una pequeña ayuda para aquellos que no saben por dónde tirar para tomar una decisión, aquellos que tienen dificultades en valorar la situación y dotar a cada cosa con la importancia que le toca en el peso de la decisión.
1- ¿Todavía os reís juntos?
Una relación sana debe incluir humor, sin él hay pocos elementos que balanceen lo negativo. ¿Os seguís riendo juntos? ¿Sois capaces de quitarle hierro a las cosas y acabar riéndoos juntos en alguna situación?, ¿Os divertís haciendo actividades conjuntas?.
2- ¿Seguís disfrutando del sexo?
Sin caer en estereotipos ni mitos sexuales, el sexo es importante en una relación. No es lo más importante ni lo principal pero si es algo necesario. ¿Seguís disfrutando de momentos de intimidad?, ¿Siguen siendo momentos sinceros, importantes y significativos?, ¿Disfrutáis de las relaciones? o por el contrario ¿El sexo se ha convertido en una tarea mecánica, aburrida o incluso en una obligación?
3- ¿Tenéis objetivos de futuro similares?
Esto no quiere decir que tener objetivos diferentes sea malo, siempre y cuando la pareja dialogue abiertamente sobre ellos y se comunique. Pero sin duda una relación fructífera comparte objetivos de futuro y lucha por ellos de manera conjunta. Plantear y conseguir objetivos es algo vital. Una relación que no se plantea ningún objetivo acaba siendo estática y por lo tanto no evoluciona.
4- ¿Se afrontan los problemas mediante un diálogo sano?
Los problemas van a aparecer y eso es sano, no siempre se puede estar de acuerdo en todo, pero es importante como se afronte ese problema. Si solo se discute no se soluciona nada, en una relación ambas personas deben ser capaces de debatir las cosas de forma adulta y respetuosa, pudiendo ponerse en el lugar del otro y llegando a acuerdos mediante el diálogo, cediendo ambos un poco para llegar muchas veces a un punto medio.
En una relación sana ambas personas escuchan de forma activa y se involucran en encontrar una solución al problema de forma conjunta. Ignorar las emociones del otro o no querer dialogar son mala señal para la relación.
5- ¿Eres el cuidador/a?
Muchas relaciones se embarcan en una dinámica patológica en la que uno asume un rol prácticamente parental, un rol en el que hace todas las tareas y cuida del otro. Las dinámicas co-dependientes no son sanas. Sentirte útil porque el otro te necesita o sentirte bien porque el otro te cuida puede ser un problema. Una relación sana requiere de igualdad, ambos miembros deben colaborar en las tareas y al mismo tiempo preservar cierta independencia. Si te sientes como la madre/el padre de tu pareja eso va a ser un problema.
6- ¿Sabes lo que quieres de la relación y lo has expresado abiertamente (de forma clara) a tu pareja?
Muchas veces un gran número de problemas son causados (y mantenidos) por una falta de comunicación o por el desconocimiento. No podemos enfadarnos con alguien por no hacer lo que queremos si lo que ocurre es que no lo sabe y nunca se lo dijimos. Aparte se da otro fenómeno y es que si tú mismo no sabes que quieres de la otra persona, difícilmente él/ella lo va a saber.
En ocasiones lo que ocurre es que proyectamos en el otro nuestros problemas personales, esperando que la otra persona los soluciones, eso hay que tenerlo en cuenta también.
7- ¿Confías en tu pareja?
¿Confías en que esa persona va a estar ahí cuando la necesites, que va a ser leal y honesta contigo, que te va a apoyar cuando sea necesario? Los problemas de confianza son la base de muchas rupturas, es un tema al que dedicarle cierto tiempo.
Aparte el desconfiar de alguien puede proyectar una propia inseguridad y no solo un problema en la relación. Pensar que alguien nos va a ser infiel por ejemplo puede en ocasiones revelar más una baja autoestima que un problema en la relación en sí. Esto se debe sopesar. Claro que si las sospechas tienen base, desde luego esa relación tiene poco futuro.
Más cosas…
Otras cosas que debes tener claras antes de romper una relación es que tu decisión es tuya y que no ha sido influenciada por nadie más. Nunca tomes la decisión en caliente o sin pensarlo, asegúrate de que no son solo tus emociones hablando por ti y que los motivos son racionales. No saltes a conclusiones sin sopesar las cosas. Intenta descifrar si la situación por la que pasáis es solo una fase, un momento puntual por situaciones ajenas o personales de alguno de los dos y si podríais fortaleceros intentando superarlas o por el contrario es algo inherente a la relación, un desgaste continuo que no va a mejorar. No ignores tu parte de culpa, es decir, que parte de peso sobre el problema ha puesto cada uno de vosotros.
En ocasiones el problema será real pero se podrá solucionar, en otras no. Muchos de los problemas mencionados arriba pueden trabajarse, por ejemplo comunicándonos mejor. Pero en otras ocasiones no se encuentra solución al problema o el desgaste ya ha sido demasiado grande para repararlo.
Sopesar por qué sigues en la relación también es útil, en ocasiones lo que nos mantiene en la relación son círculos viciosos o dinámicas patológicas. Estos pueden llevarnos a auto-engañarnos y ver las cosas de forma distorsionada, antes de tomar una decisión asegúrate de no estar siendo influenciada por emociones que nublan tu capacidad de ver las cosas como son. En otras ocasiones lo que nos mantiene ahí son aspectos positivos que no habíamos sopesado.
Asegúrate de que la ruptura tiene ese fin (romper) y que no estás en cierta manera utilizando la ruptura para obtener algo de esa persona (una reacción) o para iniciar algún “juego”. A veces mantenemos cierta esperanza de que al dejar al otro este reaccione, cambie, nos venga detrás o se re-enamore. Estos motivos llevan a dinámicas patológicas en la relación (acabas en una de esas relaciones que cortan y vuelven cada dos por tres) y son una pésima razón para dejar una relación, si deseas eso la vía es la comunicación. Si con la comunicación no mejora pues entonces tampoco lo hará con la manipulación.
Fuente: PsychCentral, Life Hack.
Imagen: pdpics,