Muchas veces vemos cosas en películas y nos preguntamos si esto realmente ocurre en la vida real, y lo más sorprendente es que muchas veces aunque son casos puntuales, por muy sorprendentes y peliculeros que parezcan, ¡estos casos se dan en la vida real también!
Hoy voy a hablaros de unos casos concretos, ¿cuáles? Pues por ejemplo una mujer que esta pasando por un momento muy estresante y de repente sufre parálisis de medio lado de la cara, lo médicos no encuentran ninguna causa médica física. Otro caso, un hombre que de repente dice haberse quedado ciego sin que los médicos hallen defectos en el ojo o causa alguna. Una joven que describe un dolor fuerte en las extremidades, problemas gástricos y dolor de cabeza así como desmayos y los médicos tampoco saben porqué.
Todos diríamos que en estos casos se debe acudir a un medico, pues bien, si bien es cierto que hasta que no se haya descartado motivo médico no se puede saber con certeza, ¡lo cierto es que estos casos sufren los tres un trastorno psicológico! Al menos en parte. ¿Cómo es posible? Pues resulta que los niveles elevados de ansiedad (por ejemplo) pueden alterar las funciones motoras y biológicas. En estos casos el estado emocional o psicofisiológico ha repercutido en la salud física. Los síntomas psicológicos se han manifestado en síntomas corporales.
¿A qué tipo de reaciones psicólogicas nos referimos?
El DSM-IV (Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 4º versión) tiene un capítulo reservado a los trastornos somatomorfos. Estos se entienden como trastornos compuestos por la presencia de síntomas físicos diversos o difusos que no pueden ser explicados(o no totalmente) por la presencia de una enfermedad orgánica. En este capitulo se enumeran 7 trastornos: El trastorno de somatización, el trastorno somatomorfo indiferenciado (solo uno o más síntomas durante más de 6 meses), el trastorno de conversión, el trastorno por dolor (los síntomas se centran en sensaciones dolorosas), la hipocondría (miedo o convicción de padecer una enfermedad a partir de la interpretación de síntomas somáticos) y el trastorno dismórfico corporal (preocupación por algún defecto físico imaginado). Nosotros nos vamos a centrar en dos:
1- EL TRASTORNO DE SOMATIZACIÓN. Se caracteriza por:
A. Historia de múltiples síntomas físicos, que empieza antes de los 30 años, persiste durante varios años y obliga a la búsqueda de atención médica o provoca un deterioro significativo social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
B. Deben cumplirse todos los criterios que se exponen a continuación, y cada síntoma puede aparecer en cualquier momento de la alteración:
- Cuatro o más síntomas dolorosos (historia de dolor relacionada con al menos cuatro zonas del cuerpo o cuatro funciones): cabeza, abdomen, dorso, articulaciones, extremidades, tórax, recto (durante la menstruación, el acto sexual, o la micción).
- Dos o más síntomas gastrointestinales (historia de al menos dos síntomas gastrointestinales distintos al dolor): náuseas, distensión abdominal, vómitos (no durante el embarazo), diarrea o intolerancia a diferentes alimentos.
- Uno o más síntomas sexuales (historia de al menos un síntoma sexual o reproductor al margen del dolor): indiferencia sexual, disfunción eréctil o eyaculatoria, menstruaciones irregulares, pérdidas menstruales excesivas, vómitos durante el embarazo.
- Uno o más síntomas pseudoneurológicos (historia de al menos un síntoma o déficit que sugiera un trastorno neurológico no limitado a dolor): síntomas de conversión del tipo de la alteración de la coordinación psicomotora o del equilibrio, parálisis o debilidad muscular localizada, dificultad para deglutir, sensación de nudo en la garganta, afonía, retención urinaria, alucinaciones, pérdida de la sensibilidad táctil y dolorosa, diplopía, ceguera, sordera, convulsiones, síntomas disociativos como amnesia o pérdida de conciencia distinta del desmayo.
C. Cualquiera de las dos características siguientes:
- Tras un examen adecuado, ninguno de los síntomas del Criterio B puede explicarse por la presencia de una enfermedad médica conocida o por los efectos directos de una sustancia (drogas o fármacos).
- Si hay una enfermedad médica, los síntomas físicos o el deterioro social o laboral son excesivos en comparación con lo que cabría esperar por la historia clínica, la exploración física o los hallazgos de laboratorio.
D. Los síntomas no se producen intencionadamente y no son simulados (a diferencia de lo que ocurre en el trastorno facticio y en la simulación).
2- EL TRASTORNO DE CONVERSIÓN, se caracteriza por:
A. Uno o más síntomas o déficit que afectan las funciones motoras voluntarias o sensoriales y que sugieren una enfermedad neurológica o médica.
B. Se considera que los factores psicológicos están asociados al síntoma o al déficit debido a que el inicio o la exacerbación del cuadro vienen precedidos por conflictos u otros desencadenantes.
C. El síntoma o déficit no está producido intencionadamente y no es simulado (a diferencia de lo que ocurre en el trastorno facticio o en la simulación).
D. Tras un examen clínico adecuado, el síntoma o déficit no se explica por la presencia de una enfermedad médica, por los efectos directos de una sustancia o por un comportamiento o experiencia culturalmente normales.
E. El síntoma o déficit provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto, o requieren atención médica.
F. El síntoma o déficit no se limita a dolor o a disfunción sexual, no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno de somatización y no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental.
Tipos según síntoma o déficit:
- Con síntoma o déficit motor
- Con crisis y convulsiones
- Con síntoma o déficit sensorial
- De presentación mixta
En este trastorno es frecuente ver que las alteraciones no siguen la lógica de la fisiología humana. Por ejemplo, se paraliza solo un área inervada por el mismo nervio cuando lo lógico sería que se paralizará todo el área si el nervio estuviera afectado. Los síntomas suelen aparecer de forma brusca.
Los individuos con síntomas de conversión pueden manifestar “belle indifference” (falta de preocupación por las implicaciones del síntoma).
Como vemos los ejemplos que he mencionado al principio del artículo se ajustan a los criterios de estos trastornos.
¿Qué tipo de personas o situaciones pueden promover estas reacciones?
No todo el mundo desarrollará este tipo de reacciones, por lo general son infrecuentes y aunque alarman mucho, generalmente no suponen un riesgo grave para la persona. Sí es cierto que el trastorno por somatización tiende a cronificarse pero el conversivo suele remitir.
Suelen producirse reacciones de este tipo básicamente en situaciones de ansiedad o estrés muy elevado o muy prolongado en el tiempo. También aparecen en reacciones de shock y cuando la situación es tan abrumante que supera a la persona, que no es capaz de asimilar lo que le ocurre. En ocasiones se asocia también a estados depresivos.
Pero aparte de limitarse a ciertos tipos de situaciones también se suele asociar a ciertos tipos de personalidades. Personas con una tendencia centrar su atención en síntomas físicos, con una mayor conciencia de sus sensaciones corporales, incluso una hipervigilancia de sus unciones biológicas, esta característica es la más llamativa en la hipocondría. Pero lo que más se suele ver en los trastornos conversivos y por somatización son alteraciones de la personalidad como rasgo de base de la persona. Estos trastornos se asocian a personalidades histriónicas, limites y antisociales, personalidades con tendencia a la teatralidad y a la magnificación de emociones. También suelen darse más en personas que consumen algún tipo de droga.
Algunos de los síntomas pueden darse en personas sugestionables o dependientes. En el caso de la conversión se asocia también con el trastorno por despersonalización.
¿Que se hace en una situación así?
Es muy importante estar seguros de que la persona no esta simulando los síntomas para obtener algún tipo de beneficio (atención de las personas, la baja médica, compensación económica, etc…). Es importante también no magnificar el problema, es decir, aunque se requiere atención médica para descartar una enfermedad real o un trastorno neurológico, una vez se ha descartado y sabemos que el origen (o parte) esta asociado a factores psicológicos debemos intentar no reforzar la conducta, no hacer que esa conducta reciba una atención excesiva.
Lo que sí podemos hacer es animar a la persona a que reciba atención psicológica y a que intente relajarse, muchas veces los síntomas disminuyen o desparecen cuando se soluciona el problema que causaba el estrés, por o que hay que animar a la persona a resolver la situación de manera que pueda deshacerse del estrés, pero sin evitar ni ignorar el problema. Que se tome un tiempo para descansar, pero no que evite las situaciones. La persona debe aprender estrategias saludables para afrontar las situaciones, y ahí es donde el psicólogo puede ayudar a la persona. Está caro que nos referimos a situaciones como un divorcio, una muerte de un familiar, etc… En el caso de que nos refiriéramos a situaciones como abusos físicos, violaciones o traumas de guerra sí se recomendaría retirar directamente a la persona de la situación, claro está.
La psicoterapia ayuda también a aumentar la conciencia del paciente. Ayudándolas a manejar sus síntomas y expresar sus emociones. Una represión de síntomas puede predisponer a una conversión.
Se aconseja terapia psicológica, algunos médicos pueden recetar medicamentos para disminuir la ansiedad que se supone asociada al origen de los síntomas esperando que al disminuir ésta, disminuyan los síntomas también. Desde mi punto de vista la medicación en estos casos no debería utilizarse o debería ser mínimamente utilizada en casos puntuales. Pero siempre en conjunto con una terapia, ya que hay una alta probabilidad de recaídas en el futuro.
En esta página se puede consultar un ejemplo de caso real de conversión.
Fuentes: Psicomed.net, DSM-IV, Slideshare.