De las pronfundidades de aguas alicantinas llega una nueva sustancia antibiótica

baringolina

¡Menuda racha llevamos esta semana con los antibióticos! Hoy os traigo otra noticia más sobre la baringolina, una sustancia antibiótica que ha sido reproducida al completo en el laboratorio por el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB Barcelona). La noticia ha sido publicada en la revista Angewandte Chemie.

Una sustancia antibiótica procedente de nuestras aguas

La baringolina fue aislada por primera vez por la empresa BioMar en microorganismos marinos de nuestras costas alicantinas y ha demostrado tener un gran poder antibiótico a concentraciones muy bajas. La verdad es que me interesa bastante conocer de qué microorganismo se ha conseguido aislar esta sustancia pero en todas las fuentes que he consultado falta ese dato. Lógicamente, si el hallazgo ha sido realizado por una empresa no creo que quieran desvelar su secreto (al menos de momento).

Lo que el IRB Barcelona ha conseguido es reproducir y certificar al completo esta nueva sustancia química. Gracias a ello se podrá conocer mejor cómo actúa la baringolina y se podrán desarrollar derivados para poder transformarla en un fármaco viable en diez años. Uno de los objetivos de la reproducción de la sustancia en el laboratorio es proteger a los organismos que la producen de manera natural, el otro, poder comercializarlo a gran escala.

La reconstrucción de la molécula ha venido de la mano de Xavier Just-Baringo, que ha estudiado durante cuatro años la composición estructural de la baringolina. Se trata de una sustancia con 128 posibilidades de configuración estructural de las cuales una es exacta a la estructura natural. Pertenece a la familia de los tiopéptidos, una nueva familia de antibióticos de orígenes terrestres y marinos de los que hay identificados un centenar. Actualmente, sólo uno de ellos se comercializa para infecciones bacterianas y es de uso veterinario. Esperemos que un futuro la baringolina pueda pasar a ser la primera sustancia de este tipo que pueda utilizarse para infecciones bacterianas humanas.

La molécula natural y otros análogas más se ensayarán en cuatro cepas de bacterias gram-positivas, en las cuales la baringolina ha demostrado su actividad antibiótica. Esto será posible gracias a la colaboración del Departamento de Farmacología del Hospital Clínico de Barcelona.

Si os habéis fijado, la sustancia lleva el nombre del investigador que ha logrado reproducirla en el laboratorio. En ciencia no está muy bien visto ponerle tu nombre a lo que descubres pero no hay que olvidar que lo que realmente importa es el logro obtenido y no el nombre que se le haya puesto.

Con noticias como ésta o como la del proyecto Malaspinomics, que veíamos la semana pasada, queda demostrado que el mar sigue siendo ese gran desconocido que tiene tanto por ofrecer.

 

Fuente: IRB Barcelona

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