La peste negra fue una enfermedad bacteriana que en el siglo XIV supuso una pandemia que causó la muerte a unos 200 millones de personas en Europa, Asia central y China. Es más, se estima que causó la muerte de entre el 30-60% de la población total de Europa. Actualmente, es una enfermedad que aún no se ha conseguido erradicar pero sí se sabe cómo luchar contra la bacteria que la causa. En los últimos años se han reportado nuevos brotes en India, Madagascar, China, Libia y Nuevo México.
Un test rápido, eficaz y sin posibilidad de ser falseado
Un nuevo estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck de Coloides e Interfaces (MPIKG) en Potsdam han descubierto un nuevo método simple, barato y fiable para detectar la bacteria causante de esta enfermedad, Yersinia pestis. Por su alta capacidad de contagio, la peste negra fue y es una de las armas biológicas más peligrosas.
Aunque hoy en día la enfermedad puede ser controlada con antibióticos, la velocidad de detección de la enfermedad resulta crucial puesto que la tasa de supervivencia va disminuyendo con cada hora que pasa. Si no se trata a tiempo el resultado suele ser la muerte del que la padece de manera bastante rápida dependiendo del tipo de cepa de Yersinia.
Lo que han conseguido los investigadores es desarrollar un test rápido, barato y eficaz basado en la detección de una pequeña proteína que la bacteria expresa en su superficie. Los anticuerpos detectan esta sustancia con mucha precisión, por lo que el resultado del test no puede ser falseado por otras bacterias que estén relacionadas bioquímicamente con Yersinia pestis. Gracias a la rapidez del método, los investigadores ven una relación directa entre el nuevo método y la supervivencia de los pacientes.
El hallazgo ha sido fruto de una rama de la biología que se conoce como glicómica. En ella se estudian los hidratos de carbono, los azúcares y su papel en la biología. Mediante este estudio, los científicos son capaces de crear moléculas complejas a partir de componentes simples, como si se tratase de un lego.
Fuente: Instituto Max Planck