Antes y hasta hace poco, hablar de planetas que orbitaran una estrella distinta al Sol (exoplanetas) era una locura, incluso los que fantaseaban con su existencia eran tildados de ilusos por algunos. El tema de exoplanetas es tan actual que el primer exoplaneta que se descubrió fue en 1994 por el doctor Alexander Wolszczan, que observó planetas dando vueltas alrededor de una estrella muerta, un pulsar rotatorio (una estrella tan rara que parece sacada de la ciencia ficción). A partir de este momento, se sucedieron continuamente nuevos descubrimientos de exoplanetas. No obstante, estos primeros exoplanetas se encuentran en una zona tan hostil que la posibilidad de que puedan albergar vida es nula. En los últimos años el número de planetas extrasolares encontrados ha aumentado a un ritmo acelerado, tanto que el geólogo Bruce Jakosky dijo:
Este es un momento especial en la historia de la humanidad. Somos la primera generación que tiene una posibilidad realista de descubrir vida en otro planeta.
Actualmente se ha descubierto un total de 871 exoplanetas, y a la lista de los que pueden albergar vida, siendo uno de los más prometedores Gliese 581g descubierto en 2010 aunque algunos investigadores dudan de su existencia, se suman otros dos planetas encontrados por un equipo internacional liderado desde el Centro de Investigación Ames de la NASA gracias al satélite Kepler. Este satélite, lanzado en 2009 y denominado así en honor al astrónomo y matemático Johannes Kepler (1571-1630) que fue el descubridor de las tres leyes que llevan su nombre y que describen las características de las órbitas planetarias, tiene la misión de buscar planetas extrasolares, especialmente aquellos de tamaño similar a la Tierra.
Características de los dos planetas
Estos dos planetas orbitan una estrella denominada Kepler-62, que se encuentra a 1 200 años luz de distancia en la constelación de Lyra. Cabe recordar también que el sistema Kepler-62 tiene otros 3 exoplanetas, y posiblemente más, pero estos no son habitables ya que no se encuentran en la zona habitable del sistema. Aunque estos dos nuevos planetas se abrasarían en el sistema solar, como la estrella Kepler-62 presenta un tamaño y una luminosidad inferior al Sol pueden contener agua en estado líquido. El más cercano a la estrella, Kepler-62e, es un 60% más grande que la Tierra y está justo en el borde interno de la zona habitable (esta zona se denomina Rizos de Oro, ni demasiado lejos ni demasiado cerca de la estrella), donde el agua puede estar en estado líquido. El segundo y más lejano es Kepler-62f, que es un 40% más grande que la Tierra y está en mejor situación que el anterior en la zona habitable. Sin embargo, el equipo de la misión Kepler insiste en que no hay evidencia directa de que exista agua líquida en su superficie ya que únicamente conocen sus tamaños y la distancia a la que se encuentran de su estrella. También destacan que las atmósferas desconocidas de estos planetas son muy importantes para conocer si hay alguna posibilidad de que puedan sustentar la vida. De esta manera, el planeta más lejano (Kepler-62f) debería tener una atmósfera adecuada para que, con el efecto invernadero, pueda mantener una temperatura ideal. Por el otro lado, la atmósfera del más interno (Kepler-62e) debe reflejar parte del calor de la estrella para que no sea demasiado cálido evitando así que el agua se evapore.
Obviamente, estos dos planetas no presentan las mismas características que nuestro planeta. No obstante, los investigadores destacan que para que un planeta pueda albergar vida no tiene por qué ser exactamente igual que la Tierra ni orbitar una estrella igual que el Sol.
De izquierda a derecha: Kepler-22b, Kepler-69c, Kepler-62e, Kepler-62f, y la Tierra (excepto la Tierra, todas son representaciones artísticas). Crédito: NASA/Ames/JPL-Caltech.
Excepciones a la regla
Aunque en este artículo se haya comentado la importancia de que un planeta se encuentre en la zona Rizos de Oro, los astrónomos creen ahora que la vida podría existir fuera de esta zona. De hecho, supuso una conmoción cuando los astrónomos encontraron pruebas de que podía existir agua líquida bajo la cubierta de hielo en Europa, una luna congelada de Júpiter. Europa está bien fuera de la zona Rizos de Oro, pero las fuerzas de marea podrían ser suficientes para fundir la cubierta de hielo en Europa y producir un océano líquido permanente. A medida que Europa gira alrededor de Júpiter, el enorme campo gravitatorio del planeta estruja dicha luna como una bola de goma, lo que crea una fricción en el interior de su núcleo, que a su vez podría hacer que la cubierta de hielo se fundiera. Además, los científicos creen que el universo podría estar salpicado de planetas errabundos que no dan vueltas alrededor de ninguna estrella. Debido a las fuerzas de la marea, cualquier luna que orbite alrededor de un planeta errabundo podría tener océanos líquidos bajo su cubierta de hielo, y con ello vida, pero sería imposible ver tales lunas con nuestros instrumentos, que dependen de la detección de la luz de una estrella madre.
Fuente: Time