Las canciones pegadizas pueden llegar a ser un incordio en ocasiones, pues algunas de ellas incluso nos llegan a molestar, pero nuestro cerebro las repite una y otra vez. En su día os dimos un consejo para evitar esta situación: Mascar chicle. Ahora bien, la mejor opción sería disponer del conocimiento necesario para demostrar su origen en alguna zona del cerebro, ¿no?
Precisamente esto han conseguido los investigadores de la Universidad de Cambridge, con sede en Londres: Las canciones pegadizas (o “síndrome de la imaginación musical involuntaria”, entre otros muchos nombres) tienen sus propias áreas cerebrales.
Canciones pegadizas en el cerebro
El estudio, a cargo de Nicolas Farrugia y sus investigadores, ha demostrado que la imaginación musical involuntaria (INMI en sus siglas en inglés) estaría vinculada a las áreas del cerebro involugradas en la imaginación musical y la cognición espontánea, según se publica en la revista Consciousness and Cognition.
Así lo comenta Farrugia:
“Este estudio es el primero en investigar las bases neurológicas del INMI. Nuestros resultados enlazan varias facetas del INMI con la variabilidad de la estructura cortical, proporcionando pruebas de que la estructura de las áreas fronto-temporal, cingular y parahipocampal contribuyen tanto al procesamiento de la ocurrencia como a la evaluación de la experiencia interna espontánea de la música”
Para llegar a esta conclusión, Farrugia y sus colegas usaron imágenes de resonancia magnética estructural (MRI) para examinar las diferencias neuroanatómicas de 44 voluntarios sanos. Dichos escáneres cerebrales permitieron a los investigadores comparar el grosor de la corteza cerebral y el plegamiento de la materia gris más externa del cerebro con la frecuencia de la percepción subjetiva de los episodios de INMI.
El espesor cortical se correlacionaba aproximadamente con el número de neuronas de dicha área cerebral, y la frecuencia de los episodios de INMI se asociaba con el grosor cortical de la circunvolución de Heschl, una zona de la corteza auditiva primaria el lóbulo temporal cerebral; y la circunvolución frontal inferior derecha (rIFH), una región del lóbulo frontal cerebral.
La reducción del grosor cortical de la circunvolución derecha de Heschl se relacionaba con episodios más frecuentes de INMI, mientras que un mayor grosor cortical de la circunvolución frontal inferior derecha se relacionaba con episodios menos frecuentes de INMI.
Audición, imaginación musical y memoria en las canciones pegadizas
Como curiosidad, cabe comentar que la circunvolución o Gyrus de Heschl se ha relacionado ya anteriormente con la percepción auditiva y la imaginación musical voluntaria.
A su vez, el giro frontal inferior parece tener algún papel en la memoria a corto plazo. Dicho giro frontal inferior tendría un control inhibitorio y podría suprimir los episodios no deseados de INMI, lo que explicaría por qué un mayor grosor cortical en dicha región se asocia a una menor frecuencia de episodios.
Vía | PsyPost.