Arnold Wilkins y Geoff Cole, Investigadores de la Universidad de Essex en Colchester (Reino Unido) han constatado la existencia de una fobia poco conocida pero, al parecer, más extendida de lo que se pensaba. Una parte de la población sufre lo que se conoce como tripofobia (del griego trypo -puntazo, perforación o perforar agujeros- y fobia ) o miedo a las agrupaciones de pequeñas formas geométricas o patrón repetido, especialmente hoyos pequeños. Se activa en la persona cuando ve grupos de agujeros en diversas formaciones, simétricos o asimétricos, causando reacciones muchas veces desagradables como pueden ser migrañas, ataques de pánico, sudores y taquicardias. No se encuentra descrita dentro de las clasificaciones diagnósticas actuales (DSM IV o CIE), sin embargo miles de personas afirman tener miedo de objetos con agujeros pequeños aglomerados, como panales, hormigueros y las cabezas de semillas de loto.
La investigación es limitada pero se creen que la repulsión no se basa en un miedo cultural aprendido sino más bien en un miedo evolutivo y heredado. Sugieren que puede estar provocada como resultado de una función visual específica evolutiva relacionada con una reacción de alarma ante algunos animales venenosos desencadenada de forma automática y no consciente.Los investigadores realizaron un análisis espectral con una variedad de imágenes -hasta 76 fotografías- que inducen la tripofobia encontrando que los estímulos tenían una composición espectral asociada típicamente con imágenes visuales incómodas.
Hallaron que el 16 % de los participantes tuvieron reacciones relacionadas con esta fobia, concluyendo que es “la fobia más común, de la que nuca se había oído hablar”.
Los resultados respaldan la teoría de otras fobias similares, que afirma que estamos configurados para tener miedo de las cosas que nos hacen daño en nuestro pasado evolutivo, así como una predisposición innata a desconfiar de las cosas que nos pueden dañar.
Fuentes: Psychological Science; psiquiatria.com