¿A quién no le gustaría vivir más años con una buena calidad de vida? Por uno u otro motivo, desearíamos sin duda aumentar nuestra esperanza de vida, siempre y cuando nuestras capacidades físicas no se vean demasiado mermadas.
Cada vez son más los estudios que se centran sobre esta temática. De hecho, hace un par de días hablamos en Medciencia de que los científicos han conseguido alargar la esperanza de vida de las moscas Drosophila modificando las bacterias intestinales. Entendiendo este proceso en las moscas, se podrían conseguir similares resultados en humanos.
Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo en Reino Unido y publicado en Canadian Medical Association Journal sugiere que la gente que disfruta más de la vida tendrá mejores funciones físicas y envejecerán mejor que las personas más pesimistas. Esta conclusión refuerza aún más la idea de que llevar una vida optimista es muy saludable.
El estudio analizó cuál era la asociación entre la felicidad y el rendimiento físico. A los participantes se les pidió que puntuaran en una escala de cuatro puntos en cuánto estaban de acuerdo con las siguientes afirmaciones: “Disfruto con las cosas que hago”, “Disfruto con la compañía de otros”, “Por lo general, miro hacia atrás en mi vida con un sentimiento de felicidad” y “Me siento lleno de energía estos días”.
Después, los investigadores recopilaron información de los participantes en cuanto a la dificultad que tenían para realizar actividades diarias como ducharse o vestirse. Asimismo, midieron la velocidad a la que caminaban cada uno de ellos.
Finalmente, el estudio reveló que la gente que tenía una menor sensación de bienestar eran tres veces más propensos a sufrir problemas relacionados con el rendimiento en las actividades diarias.
“Nuestros resultados proporcionan una evidencia adicional de que disfrutar de la vida es relevante para la capacidad futura y la movilidad de las personas mayores. Los esfuerzos para mejorar el bienestar en las edades más avanzadas pueden tener beneficios para la sociedad y los sistemas de atención de la salud”, afirma el coautor del estudio, el Dr. Steptoe.
El estudio también demostró que la gente con mayor estatus socio-económico y educación eran más propensos a disfrutar de la vida. Además, las personas casadas y que estaban trabajando puntuaron más alto que los jubilados o los solteros.
“El estudio muestra que las personas más mayores que son más felices y disfrutan más de la vida muestran descensos más lentos en la función física a medida que envejecen. Son menos propensos a desarrollar impedimentos en actividades de la vida diaria, tales como vestirse o al entrar o salir de la cama, y su velocidad al caminar disminuye a un ritmo más lento que los que disfrutan menos de la vida”, concluyo el Dr. Steptoe.
Fuente: Medical News Today