El dolor de espalda es una de las dolencias más molestas de la sociedad occidental y, aunque no es letal, tampoco es de lo más agradable que podemos sufrir. Su cura actualmente es inexistente, y el tratamiento se basa en controlar el dolor, que puede tener origen (un pinzamiento de nervios entre vertebras, por ejemplo) o ser una lumbalgia de origen desconocido.
El tratamiento contra dicho dolor es diverso, partiendo de medicación antiinflamatoria como el ibuprofeno, hasta llegar a puntos de usar analgésicos opioides (de la familia de la morfina). Ahora, un nuevo estudio a cargo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh avisa: El uso de opioides en el dolor de espalda no es buena idea, y puede provocar más problemas si cabe.
Dolor de espalda junto a opioides: Desastre
Según dicho estudio, publicado en la revista Anestesiology, los opioides recetados para tratar el dolor de espalda crónico no solo producen un menor alivio del dolor, sino que hacen a sus usuarios más propensos a abusar de dichos medicamentos, pues muchos de ellos sufren a su vez trastornos del estado del ánimo como la ansiedad o la depresión, como ya comentamos al relacionar dolor crónico, ansiedad y depresión en el cerebro.
Así lo comenta Ajay Wasan, autor del estudio y profesor de anestesiología y psiquiatría en la Universidad de PittsBurgh:
“Los altos niveles de depresión y ansiedad son comunes a los pacientes con dolor de espalda crónico. El hecho de saber que somos capaces de predecir mejor el éxito o fracaso del tratamiento mediante la identificación de los pacientes que puedan sufrir estos trastornos del ánimo es significativo. Esto es particularmente importante al usar sustancias controladas como los opioides, los cuales pueden llevar a un abuso por parte de los pacientes si no se prescriben correctamente, con los correspondientes efectos secundarios que pueden sobreañadirse, además de la adicción”
Para llegar a tales conclusiones, se analizó a 55 pacientes con dolor de espalda crónico a nivel lumbar, junto a síntomas de depresión o ansiedad. Dichos pacientes recibieron morfina, oxicodona o placebo durante un período de seis meses. Se registraron los niveles de dolor y las dosis que tomaban cada día.
Resultó que aquellos que sufrían altos niveles de depresión o ansiedad experimentaron un 50% menos de mejoría de su dolor de espalda (21% contra el 39% de mejora del dolor), el 75% describió abuso de los opioides (39% de ellos respecto al 8% de los que no tenían estos síntomas), y hubo un aumento de los efectos secundarios de los opioides en comparación a los pacientes con bajos niveles de depresión o ansiedad.
Por ello, Wasan insiste:
“Es importante que los médicos sepan identificar estos trastornos psiquiátricos antes de prescribir opioides para el dolor de espalda crónico, así como tener en cuenta este tipo de tratamiento según dichas condiciones como parte de un plan de tratamiento multimodal. En lugar de negarse a recetar opioides, nuestra sugerencia es que estas condiciones se traten a tiempo y antes de que el dolor de espalda se vuelva crónico. El éxito del tratamiento de estos trastornos psiquiátricos subyacentes puede mejorar el alivio del dolor de espalda y reducir la posibilidad de abuso de opiáceos en estos pacientes, que en algunos casos sí podrían prescribirse con un buen control de dichos trastornos previo”
Vía | Psych Central.