Como ya os contaba en el anterior artículo, el dolor emocional es procesado por la misma zona cerebral que el dolor físico.
Sabiendo esto, un equipo de neurocientíficos de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) centró sus estudios en el dolor emocional, ya que gracias a las nuevas tecnologías ahora es posible analizar que pasa en el cerebro y el corazón durante esas situaciones de dolor emocional.
La doctora Naomi Eisenberger desarrolló un juego de ordenador en el que, deliberadamente, se hace que los participantes se sientan excluidos (es decir, como si un grupo de amigos dejara de lado a uno de sus miembros, ¿imaginais ya la situación?). Los escáneres cerebrales que se hicieron durante este estudio revelaron que el cerebro procesa de igual manera el dolor que la persona siente durante el rechazo social que el dolor físico.
Este procesamiento se lleva a cabo en la corteza cingular anterior del cerebro. La investigadora cree que el dolor físico y el dolor emocional están relacionados de esta forma porque las relaciones sociales son fundamentales para nuestra supervivencia como especie. Es decir, una persona sola delante de un peligro tendrá muchísimas menos probabilidades de sobrevivir que un grupo, que puede ayudarse entre si. Como afirma la doctora Naomi Eisenberger:
“El sistema de uniones sociales está muy vinculado al sistema de dolor físico para asegurar que el ser humano permanece conectado de cerca a los otros. Cuando se nos separa de una relación, o un grupo nos rechaza, es muy doloroso, así que intentamos evitarlo”.
De igual forma que el dolor físico es una forma de nuestro organismo de advertirnos que no debemos hacer eso que nos ha causado daño (como intentar caminar con una pierna rota), el dolor emocional también seria una advertencia, una forma de decirnos que no debemos acercarnos a ciertas personas que nos pueden herir emocionalmente.
Y, como ya os expliqué en el anterior artículo, este dolor emocional puede volverse crónico al igual que lo hace el físico, sucediendo así en alrededor de un 10% de las personas que sufren la pérdida de un ser querido, por ejemplo.
Así que, ahora ya sabéis porque existe el dolor físico, y sobre todo emocional. Nuestro organismo tiene que avisarnos de alguna forma de los peligros, y nos dice “no debes volver a hacer esto” de esta peculiar forma. Aunque no nos guste sufrir, todo tiene una explicación.
Vía: BBC.