Llega la Navidad. Y el final de este año. Y los reyes. Son días de comer, de gozar y de no pensar en las calorías que nos metemos en el cuerpo. Ya llegará la cuesta de enero tanto a nivel monetario como a nivel corporal, ese pico al que muchos llegaremos y que nunca queremos sobrepasar a lo largo del año. Llegaremos a ese peso máximo y diremos: “no puede ser, el lunes comienzo el régimen”.
¿Dónde meteremos toda la grasa que hemos acumulado durante esta época cuando, con mucho sacrificio y persistencia, logremos perderla? A pesar de la obsesión mundial por las dietas y regímenes de acondicionamiento físico, muchos profesionales de la salud aún no pueden responder correctamente a la pregunta: ¿de dónde sale la grasa corporal cuando las personas pierden peso? Investigadores de la University of New South Wale, en Australia, han tratado ahora de responderla en un artículo que han publicado en la revista British Medical Journal.
¿La grasa se convierte en calor?
El error más común entre médicos, dietistas y entrenadores personales es considerar que la masa faltante se ha convertido en energía o calor. En realidad, la respuesta correcta es que la mayoría de la masa es inspirada como dióxido de carbono hacia el aire. Más de la mitad de los 150 profesionales encuestados para el estudio dieron la respuesta, al parecer incorrecta, comentada.
En su artículo, los científicos muestran que la pérdida de 10 k de grasa requiere 29 kg de oxígeno para ser inhalada, y que este proceso metabólico produce 28 kg de dióxido de carbono y 11 kg de agua.
Hasta los investigadores tienen conocimiento, sus resultados son completamente nuevos en el campo. Si se siguen los átomos en 10 kilogramos de grasa a medida que se “pierden”, 8,4 de estos kilos son exhalados como dióxido de carbono a través de los pulmones. Los 1,6 kg restantes se convierte en agua, que puede ser excretada en orina, heces, sudor, respiración, lágrimas y fluidos corporales, como han informado los autores. Por lo tanto, un gran porcentaje de grasa se va en forma de dióxido de carbono hacia el aire.
Esto no es ningún truco
Para los autores, este error común es comprensible teniendo en cuenta que el dióxido de carbono que exhalamos es invisible. Aun así, quieren dejar claro que esto no significa que respirar más pueda causar una pérdida de peso. La respuesta es, sin ninguna duda, no. Respirar más de lo necesario conduce a hiperventilación, que puede resultar en mareos, palpitaciones y pérdida de la conciencia.
El secreto para bajar de talla sigue sin tener misterior, y la clave sigue siendo hacer deporte. Cuando nos ejercitamos, la tasa metabólica se incrementa, lo que aumenta la necesidad de oxígeno por parte de nuestro organismo, el cual, por tanto, produce más dióxido de carbono.
Los investigadores recomiendan que estos conceptos básicos sobre el proceso de la pérdida de peso se incluyan en los planes de estudios de secundaria y universitarios, de modo que se corrijan las ideas erróneas generalizadas sobre este proceso.
Fuente | UNSW