La proliferación de los alimentos light, los 0% y los sin grasas añadidas ha sido una constante desde hace unas décadas hasta ahora. En un primer momento parecían la solución a la crecientes tasas de sobrepeso y obesidad, sin embargo no hace falta indagar mucho para comprobar que no han servido para solucionar la papeleta. Es por ello que hoy en día, el papel de los alimentos “light” en la prevención de la obesidad está más que en entredicho.
Si bien es cierto que estos alimentos aportan menos energía que sus versiones originales, en muchas ocasiones, cuando los comemos, tendemos a excedernos con ellos. Bien podría ser debido a que pensamos que “por un poco más no pasa nada...total, es light… ” o bien, como opinan algunos expertos, porque no acaban de hacernos sentir saciados.
Siendo este último enfoque concomitante con un reciente estudio que muestra que las grasas de los aceites vegetales, y en especial del aceite de oliva, regulan la sensación de saciedad después de comer.
Para la investigación, un grupo conjunto de investigadores procedentes de la Universidad Técnica de München y de la Universidad de Viena, han estudiado como afecta a la saciedad cuatro tipos diferentes de grasas: manteca de cerdo, mantequilla, aceite de colza y aceite de oliva. Des esta forma, durante un período de 3 meses se ha analizado como afectaba a los participantes la ingesta de 500g de un yogur bajo en grasa enriquecido con una de estas cuatro grasas.
“El aceite de oliva ha mostrado tener el mayor efecto de saciedad. El grupo que ingirió el yogur con aceite de oliva ha mostrado una mayor concentración de hormona de saciedad en sangre. Además, subjetivamente, los participantes también reportaron que encontraron el yogur enriquecido en aceite de oliva como el más sustancioso” señala el profesor Peter Schieberle, catedrático de Química en la Universidad Técnica de München
El aroma es la clave:
En un primer momento los resultados sorprendieron a los investigadores ya que el aceite de oliva y el aceite de colza tienen unas composición de ácidos grasos muy similares (mayoritariamente monoinsaturados). Por ello, en una segunda fase del estudio se suministró a un grupo de participantes un yogur enriquecido con compuestos aromáticos de aceite de oliva y un segundo grupo actuó como control ingiriendo yogur natural sin ningún añadido.
Y los resultados fueron concluyentes: el grupo que tomaba el yogur con aroma de aceite de oliva ingirió al cabo del día 176 kcal menos de media que el grupo control.
“Nuestros hallazgos muestran que el aroma es capaz de regular la saciedad. Esperamos que este trabajo siente las bases para el desarrollo de alimentos reducidos en grasa más saciantes y eficaces” concluye Schieberle.
Vía| Technische Universität Münche
Imagen| Oliveoilexplorer