Ante la evidente epidemia de obesidad que vive el mundo occidental, y especialmente Estados Unidos, llevar a cabo un auto-control del peso podría verse como una opción saludable e incluso positiva para la mayoría. Sin embargo, no debemos caer en una tónica obsesiva por una alimentación extremadamente saludable (¿alguien dijo ortorexia?), ni en llevar a cabo un auto-control del peso a rajatabla, ya que esto podría ser incluso perjudicial.
Al menos eso indican los resultados del reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Minnesota y publicado en el Journal of Nutrition Education & Behavior, en el cual han puesto el punto de mira en los adolescentes y adultos jóvenes.
El auto-control del peso podría tener perjuicios psicológicos
La edad es un factor muy importante para adquirir diversas experiencias de vida, y precisamente el rango de edad entre la adolescencia y los primeros años de adultos es complejo, ya que es cuando aún estamos formando comportamientos y creencias en torno a muchos factores como bien pueden ser la actividad física o la alimentación.
Por ello, el auto-control del peso en este rango de edad podría ser perjudicial y no saludable, ya que el precio a pagar podría ser en forma de perjuicios psicológicos, según comentan Carly R. Pacanowski y sus colegas de la Universidad de Minnesota.
Sí, es evidente que el sobrepeso y la obesidad son grandes problemas de salud pública, y acarrean una serie de enfermedades asociadas como la diabetes o la hipertensión, entre muchas otras. Pero… ¿y si la prevención llega a ser algo enfermizo?
“La obesidad adolescente es un problema de salud pública, pero las preocupaciones por la insatisfacción corporal y el peso son factores predictivos de trastornos alimentarios. Esto hace que sea fundamental que los programas de prevención de obesidad eviten exacerbar estos predictores mediante la comprensión de cómo pueden afectar comportamientos como un exceso de auto-control del peso”
En otras palabras, no hay que llegar jamás a los extremos. Lo que no podemos permitir es tener o bien sobrepeso y obesidad, o bien lidiar con trastornos alimentarios como los de las conocidas Ana y Mía.
El auto-control del peso: Pero el remedio que la enfermedad
Para este estudio longitudinal, se siguió el comportamiento de auto-control del peso en casi 2.000 adultos jóvenes (57% mujeres y 43% hombres) durante más de 10 años como parte del Proyecto EAT.
Gracias a la frecuencia de auto-control del peso de los participantes, los investigadores pudieron establecer vínculos entre dicho auto-control, los cambios de peso, variables psicológicas y resultados conductuales. Se tuvo en cuenta factores como peso ideal, preocupación por el peso, satisfacción corporal, autoestima y síntomas depresivos de la escala Likert; además de conductas no saludables y el IMC de los adolescentes.
Según los resultados, las mujeres en particular fueron las que esgrimieron mayor control sobre su peso, y mayor preocupación por el mismo, asociando síntomas depresivos, disminución de la satisfacción corporal y de la autoestima. Para los investigadores esto fue una clara señal de que el auto-control del peso podría ser una conducta perjudicial para los jóvenes, sobre todo para las mujeres.
Para finalizar, los investigadores han dejado claro que no han podido demostrar una causalidad entre esta obsesión por el auto-control del peso y los efectos psicológicos adversos del mismo, pero sí opinan que debería tenerse en cuenta su estudio para futuras intervenciones nutricionales o psicológicas en posibles trastornos alimentarios adolescentes.