Os presento al Kea (conocido científicamente como Nestor notabilis), denominado así por su reclamo que el ave emite en vuelo y considerado como el ave más inteligente del mundo. Este loro de gran tamaño, aproximadamente de medio metro de altura, es endémico de la Isla del Sur en Nueva Zelanda y es uno de los pocos loros alpinos en el mundo. Su dieta es omnívora (principalmente herbívora) basada en raíces, hojas, bayas, néctas, insectos, etc., aunque también han aprendido a alimentarse en vertederos (todavía no se ha logrado inventar un cubo de basura que se les resista) y de carroña.
Estos simpáticos loros adquirieron muy mala fama porque se creía que acosaban al ganado, en concreto a las ovejas puesto que eran considerados asesinos de ovejas. Esto supuso una época oscura para los keas ya que fue el motivo por el cual se les mataban; sin embargo, con el paso del tiempo se descubrió que únicamente se alimentan de ovejas muertas, o que simplemente matan a alguna oveja enferma, siendo muy pocos los casos de ataques a ovejas sanas. Hasta que no se le otorgó protección parcial en 1970 y, finalmente, protección total en 1986 no cesaron las matanzas de los keas.
El Kea: un loro curioso y juguetón
El calificativo de juguetón, lo que ha supuesto en ocasiones la frustración de los lugareños como comentaré en breve, se debe a su gran curiosidad fruto de su inteligencia ya que investigan todo lo que hay a su alrededor utilizando su fuerte pico como principal herramienta. Examinan los objetos y juguetean con ellos hasta que se aburren o lo destrozan. Son capaces de resolver acertijos lógicos para conseguir comida, e incluso trabajan en equipo para conseguir un propósito. No obstante, esta curiosidad extrema los convierten en unos temidos “vándalos”. Como ejemplo, los trabajadores de las estaciones de esquí tienen que emplear equipo a prueba de keas y los esquiadores están advertidos de tomar precauciones para proteger sus pertenencias.
Se ha descrito también que mientras se estaba edificando un nuevo complejo de refugios por la zona, los keas de la localidad empezaron a hacer de las suyas de nuevo: mientras uno de ellos empezó a robarle los clavos a un albañil, otro kea le quitaba los cigarrillos frustrando al pobre albañil que no sabía dónde acudir. Creo que ya no hace falta aclarar por qué también son conocidos como los “monos voladores”. Los automóviles tampoco se salvan del vandalismo de estos loros: destrozan los limpiaparabrisas y tiras de goma y rompen el plástico de las luces traseras. Pero no solo destacan por su vandalismo, sino que también son unos expertos en hacer payasadas. Son capaces de colgarse cabeza abajo y mirar por la ventana de la casa o recoger cosas del suelo y soltarlas desde gran altura por el placer de verlas caer.
Su inteligencia en estudio
La gran inteligencia de los keas ha sido objeto de estudio. Para profundizar en sus capacidades cognitivas, las líneas de investigación se han centrado en la capacidad de los keas para planificar antes de resolver un problema. De esta manera, se descubrió que son capaces de resolver los problemas en menos tiempo si se les deja estudiar el escenario durante un tiempo antes de que pasaran a la acción. De hecho, esta capacidad de analizar el entorno y tomar decisiones adecuadas antes de actuar es únicamente comparable con la capacidad que se da en los bebés humanos y en algunos tipos de primates. Los investigadores consideran que el hábitat en el que viven, en el que no hay depredadores naturales, y la necesidad de buscar todo tipo de alimentos a lo largo de diferentes estaciones, ha contribuido a convertirlos en unos auténticos expertos de la exploración y manipulación de objetos.
Para finalizar, os enlazo un vídeo en el que se puede observar cómo los keas resuelven los acertijos lógicos que los investigadores les plantean sin esfuerzo aparente.