Es muy probable que, después de tantos meses de investigación y apariciones en los medios de comunicación, nadie se extrañe al oír el nombre “Bosón de Higgs“, y muy pocos son los que siguen sin saber qué es exactamente (si te encuentras entre ellos, puedes descubrirlo aquí).
No obstante, si bien es verdad que apenas se oyen ya noticias relacionadas con él, no quiere decir que se haya abandonado la investigación, ¡ni mucho menos! De hecho, cada vez van surgiendo más y más nuevos datos, la mayoría sorprendentes. El problema es que no todos traen con ellos buenas noticias. El último que se ha descubierto, por ejemplo, hace más bien todo lo contrario: predice el inevitable final del Universo en que vivimos.
Espero que en Telepizza me perdonen por robarles el eslogan, pero es que describe a la perfección la raíz del problema. Y es que en el caso de la relación del bosón de Higgs con el fin del universo, el secreto está en la masa.
La masa de la partícula que se descubrió este verano en el LHC es de aproximadamente 126 miles de millones de electronvoltios, o lo que es lo mismo, unas 126 veces la masa del protón. Si realmente esta partícula es el bosón de Higgs (pues recordemos que esto aún no está confirmado del todo; hay una probabilidad de error de una entre 550 millones), la masa que se midió resulta ser la necesaria para que todo el universo se vuelva intrínsecamente inestable. Esto se debe a que, al estar el campo de Higgs en todas partes, la más mínima variación de éste afecta al vacío del universo y a su estructura espacio-tiempo. Según explica Christopher Hill, físico teórico del Fermilab:
“La masa del bosón de Higgs está relacionada con cómo de estable es el vacío, y se encuentra justo en el punto crítico. Podría ser una coincidencia, o podría ser que detrás de ello hubiera algún concepto físico que lo explique. Es algo nuevo, algo que no sabíamos hasta ahora”.
No obstante, sigue faltando por explicar aquello que más nos debería preocupar y que es realmente el tema central de este artículo. ¿Por qué terminará el Universo? ¿Y cómo?
Esto se encarga de explicarlo Joseph Lykken, también físico teórico en el Fermilab y colaborador en uno de los experimentos del LHC: los cálculos realizados datan para dentro de unos mil millones de años una catástrofe que parece más propia de una historia de ciencia-ficción que de algo que de verdad podría sucedernos: en algún punto de nuestro universo aparecerá, empezando de forma minúscula, un universo alternativo. Éste empezará a expandirse a la velocidad de la luz, engullendo y arrasando con todo aquello que se encuentre a su paso, incluyendo todo lo que conocemos y existe ahora mismo. “Por suerte”, comenta también, “todo esto ocurrirá a la velocidad de la luz, así que no os preocupéis porque no tendréis tiempo de sentir nada“.
Fuentes: Space, Digitaljournal