Hoy os hablaré de la técnica de cirugía estética contra las arrugas, el Botox, y su origen, la toxina botulínica. Para empezar, ¿en qué consiste el Botox?
Bien, esta droga médica se usa, en pequeñas dosis, para tratar diferentes problemas de salud. Entre otros podemos citar la eliminación de arrugas de la cara, la sudoración excesiva de las axilas, distonica cervical (contracciones severas en cuello y hombros con su correspondiente dolor y molestia), blefarospasmo (parpadeo sin control) y estrabismo (ojos desviados). Originalmente se empezó a usar en Estados Unidos durante los años 60 para tratar algunas enfermedades neurológicas, caracterizadas por una involuntaria contracción muscular.
El Botox se aplica en forma de inyección y su misión sera debilitar y paralizar determinados músculos o bloquear algunos nervios, con un efecto de tres a cuatro meses de duración. Aunque, como todo, tiene diversos efectos secundarios como dolor en el lugar de la inyección, síntomas similares a la gripe, dolor de cabeza y malestar estomacal. Si la inyección es en la cara, puede causar caída temporal de los párpados. Y, además, esta contraindicado durante embarazo o lactancia.
El uso del Botox es bastante delicado. Es necesario un gran conocimiento de la anatomía humana y un correcto uso de las dosis y el instrumental médico.
Pero, realmente, ¿de donde procede el Botox, el medicamento final? La respuesta es la toxina botulinica, una sustancia bacteriana producida por la bacteria Clostridium botulinum. El poder letal de esta toxina es elevadísimo, pues con una pequeña dosis podría mandarnos al otro barrio. Esta dosis letal varia si la toxina llega al cuerpo por vía respiratoria, digestiva o intravenosa. En teoría, la inyección de Botox no produce este efecto, pues usa la vía subcutánea.
El modus operandi de esta bacteria es inyectar su toxina cuando se produce la infección y esta actúa inhibiendo la liberación de un neurotransmisor cuya función es la contracción muscular. Por tanto, el C.botulinum provocara una parálisis flácida. Es decir, no podremos contraer los músculos afectados.
Como última curiosidad, comentar que según algunas investigaciones, las inyecciones de Botox combinadas con terapia física pueden ayudar a fortalecer a los músculos débiles y posiblemente restaurar el movimiento normal en niños con parálisis cerebral.
Vía: Portalesmedicos / MedlinePlus