El cerebro puede identificar el dolor sin sentir tacto – Medciencia

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Aunque en su día hablamos de como somos capaces de ver nuestro cuerpo con los ojos cerrados, la investigación de hoy va un poco más encaminada al dolor. Tendemos a creer que dolor y tacto van relacionados, aunque las vías nerviosas que llevan ambos están diferenciadas en nuestra médula espinal, y así se ha demostrado en un pequeño estudio de apenas 26 voluntarios publicado en Annals of Neurology, aunque uno de esos participantes era peculiar.

La localización del dolor NO depende del tacto

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El estudio en si no nos recuerda nada sobre las vías sensitivas (tacto, temperatura, dolor) o motoras (movimiento corporal) de nuestro sistema nervioso, sino más bien nos habla de localización, en el caso del dolor se llama agudeza espacial, pues el sentido del dolor y el sentido del tacto tienen una distribución bastante diferenciada.

Para demostrarlo, los científicos de la Universidad College de Londres (UCL) experimentaron con la producción de dolor mediante láseres, para poder identificar correctamente este mapa sistemático del dolor sobre el cuerpo. Gracias a esto detectaron que la agudeza espacial (la sensación del dolor) se hace más intensa en el centro del cuerpo, a excepción de las palmas de las manos. Por su lado, la agudeza del tacto va al revés, pues es mayor en brazos y piernas. Así lo demostraron todos los participantes, pero había uno peculiar.

Dicho paciente carecía del sentido del tacto, sintiendo en teoría más dolor, pues es lo que sucede cuando no tenemos tal sentido. Sin embargo, sus resultados eran consistentes respecto al resto de voluntarios sanos, mostrando una agudeza para el dolor similar sin tener sentido del tacto alguno.

“Si tratas de probar el dolor con un objeto físico como una aguja, también está estimulando el tacto. Esto enturbia los resultados, como si hiciésemos un examen de la vista con gafas de sol. Usando un láser especialmente calibrado, estimulamos sólo los nervios del dolor en la capa superior de la piel y no las células más profundas que detectan contacto ”

El estudio específico del dolor, mediante láseres

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Para el estudio, los láseres fueron dirigidos hacía diferentes zonas corporales causando una breve sensación de dolor similar a un pinchazo. En algunas ocasiones se usaba solo un láser y a veces dos. Así se les preguntaba a los participantes si sentían una o dos “picaduras” en dos zonas distanciadas del cuerpo, para poder medir así la agudeza de nuestro cuerpo frente al dolor (aquí la distancia de un láser a otro tiene su importancia, por su precisión).

“El tacto y el dolor se miden por diferentes sistemas sensoriales. Mientras agudeza táctil ha sido bien estudiado, la agudeza del dolor ha sido ignorado en gran medida, más allá de la afirmación de los libros de texto común sobre que el dolor tiene una agudeza menor que el tacto. Nosotros detectamos justo lo contrario: la agudeza para el tacto y el dolor son en realidad muy similares. La principal diferencia está en su distribución corporal. Por ejemplo, la agudeza del dolor en el brazo es mucho más alto en el hombro que en la muñeca, mientras que en el tacto es al contrario”

Finalmente, como curiosidad, la agudeza para el dolor y el tacto en los dedos sigue otro camino completamente diferente, pues no sigue las reglas del resto del cuerpo. Por lo que comentan los investigadores, esto aún requerirá más investigación para saber porque se produce de esta forma.

Vía | Psychcentral.

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