La crisis económica, el estrés en el trabajo, el miedo asociado a la inseguridad laboral y personal… Muchos son los factores que en los últimos años han favorecido el aumento del insomnio (incapacidad para conciliar o mantener el sueño) y, como consecuencia de ello, el incremento de visitas a la consulta de atención primaria para los problemas relacionados con el mismo. El resultado: un crecimiento notable del consumo de somníferos y tranquilizantes que podría poner en riesgo nuestra salud a largo plazo y, en el peor de los casos, hacer que el insomnio se vuelva crónico.
El aumento del que hablamos lo avalan cifras otorgadas recientemente por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) y también cifras del mes de enero publicadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. En el primer caso, una encuesta realizada a 2.400 personas ha revelado que el 28% de los españoles ha tomado somníferos o tranquilizantes para dormir en el último año. Se añade que un 30% de los españoles afirma dormir mal o regular y tan sólo un 17% asegura dormir bien siempre. En el segundo caso, un informe publicado por la Agencia indicaba que el consumo de hipnóticos y sedantes ha sufrido un incremento del 81,8% entre 2000 y 2012, y el de ansiolíticos, un 46,8%.
Cronificación del insomnio
INFINITO ha publicado una nota en su página web con estos datos, y con declaraciones de Rafael del Río, jefe de la Unidad de Sueño del Hospital Vithas Nuestra Señora de América y somnólogo acreditado por la European Sleep Research Society (ESRS). En dicha publicación, el experto declara que el abuso de estos fármacos “puede resultar peligroso debido a sus efectos secundarios sobre el sistema nervioso y, de hecho, constituye una de las causas que contribuyen a la cronificación del insomnio”.
Según el experto, el tratamiento para el insomnio debería girar en torno a medidas conductuales y cognitivas apoyadas por técnicas de relajación. Asimismo, para casos de insomnio ocasional, sería mejor recurrir a preparados farmacéuticos de plantas medicinales, como la valeriana o la pasiflora.
Como indica el mismo experto, existen riesgos a largo plazo para la salud del empleo prolongado de somníferos o tranquilizantes:
- Somnolencia diurna o aturdimiento, lo que puede repercutir en la capacidad de reacción y concentración.
- Problemas relacionados con la tolerancia, la adicción y, en ocasiones, reacciones paradójicas que dificultan aún más el control de los síntomas del insomnio.
Por estos efectos, el experto recuerda que el uso debe ser intermitente y “en ningún caso constituir el eje terapéutico principal, que debe ser de corte conductual y dirigido por un especialista en Medicina de Sueño”.
Afrontamiento erróneo
Si bien el inicio del insomnio se debe en general a la presencia de algún factor desencadenante de naturaleza estresante, y a todos nos ha pasado alguna vez, la verdadera importancia reside en la cronificación por un afrontamiento erróneo, creencias equivocadas de cómo afrontar el problema o el desarrollo de hábitos inadecuados. Como indica del Río en la nota publicada por INFITO, también pueden influir los cambios de horarios frecuentes por motivos laborales o inducidos por el comportamiento.
Fuente | Infinito