Estamos ante una criatura ciega, aunque para ser ciego debería tener unos ojos por los que no poder ver. Esta criatura es el Astyanax mexicanus típico de México y sus cercanías, el cual carece de ojos con los que poder ver y reconocer su entorno. Sin embargo es capaz de moverse con gran agilidad en la más profunda oscuridad, sin chocarse y sobreviviendo a centenares de depredadores.
Un pez que se desplaza escupiendo
Bueno quizás escupir sea una definición un poco sensacionalista para describir lo que hace realmente. Este pequeño pez que suele vivir en aguas oscuras debido a que aparece en cavernas y que ha perdido con el paso del tiempo los pigmentos y los ojos, cosas que no necesita para sobrevivir en su ecosistema, utiliza las corrientes para localizar elementos a su alrededor.
El pez toma agua de su entorno con su boca y la expulsa generando corrientes que al impactar con las superficies de los objetos a su alrededor generan una señal que nuestro querido amigo alvino es capaz de reconocer gracias a unos sensores laterales que detectan cambios de presión.
Un equipo de investigadores llegó a esta conclusión tras estudiar detenidamente a esta criatura. Comparó el número de veces que los peces salvajes cogían y expulsaban agua con las veces que lo hacían cuando ya en cautividad lo exponían a un entorno nuevo. Pues bien, el pez aumentaba el número de veces que realizaba la maniobra en un intento de reorientarse en su nuevo emplazamiento.
Igualmente, cuando un elemento se interponía intencionadamente delante del animal, este mecanismo aumentaba su frecuencia de aparición, lo que ha llevado a los científicos a postular los cambios de presión como sistema de localización.
Todos los peces tienen estos sensores y la capacidad de tomar y expulsar el agua, pero al parecer, hasta la fecha, esta es la única especie que los combina para su uso en la localización espacial. Pese a esto, no se descarte que otras especies usen este sistema o alguno parecido.
Aunque sirve para localizar elementos en el espacio, no lo usa para acechar a sus presas, ya que su alimentación general es el guano de sus queridos compañeros de caverna.
Fuentes: The Journal of Experimental Biology