El ejercicio físico tiene innumerables beneficios para nuestra salud. Por ejemplo, en una entrada anterior ya comentamos por qué el ejercicio es bueno para el corazón. Además, no solo hay que tener en cuenta el impacto físico que tiene en nuestra salud, sino también en el aspecto psicológico. En otra entrada resumimos cuáles son los 6 beneficios mentales del ejercicio físico.
Pero, ¿y qué pasa con el cáncer? ¿El ejercicio físico es capaz de ayudarnos en la lucha contra el cáncer?
Realizar ejercicio ANTES de la quimioterapia puede prevenir sus efectos secundarios
Anteriormente se realizó un estudio sobre el ejercicio físico y el fármaco doxorrubicina. Este fármaco que se utiliza en quimioterapia tiene un importante efecto secundario: a largo plazo puede dañar las células del corazón y producir insuficiencia cardiaca.
Sin embargo, si se realiza actividad física antes de empezar la quimioterapia con doxorrubicina, se puede prevenir los temidos efectos secundarios de este fármaco.
El ejercicio físico ayuda a combatir el cáncer de piel
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Pensilvania ha querido ir más allá y ha realizado un experimento para comprobar si el ejercicio puede servir junto con la quimioterapia para luchar contra el cáncer.
Para ello, utilizaron en su estudio ratones con melanoma, un tipo de cáncer de piel, y los dividieron en cuatro grupos: dos de ellos recibieron doxorrubicina, y los otros dos solo placebo; asimismo, un grupo de los que recibieron quimioterapia y otro grupo de los que no se sometieron a ningún tratamiento realizaron deporte.
Al cabo de dos semanas, los investigadores descubrieron que el deporte, si se realiza junto a la quimioterapia, no ayuda a proteger el corazón de los efectos secundarios de la doxorrubicina. Por tanto, en este aspecto no hubo ningún cambio.
No obstante, la sorpresa vino cuando vieron el tamaño del tumor en aquellos ratones que recibieron doxorrubicina y se ejercitaron en la rueda: el ejercicio físico fue capaz de aumentar el efecto de la doxorrubicina sobre el tumor, por lo que se redujo aún más su tamaño que en los que no realizaron deporte.
El por qué, sin embargo, se desconoce; se necesitarán más estudios para averiguar el motivo por el que ocurre este efecto, aunque se conjetura que tal vez sea debido a que el ejercicio incrementa la cantidad de sangre que llega al tumor y, por tanto, aumenta la cantidad del fármaco que actúa en las células cancerígenas.
“Si el ejercicio ayuda de esta manera, se podría utilizar una dosis menor del fármaco y reducir los efectos secundarios. […] Algo tan sencillo como moverse afecta al metabolismo de los fármacos”, explica el principal autor del estudio, Joseph Libonati.
Fuente: University of Pennsylvania