En todo grupo de amigos debatiendo sobre las cosas de la vida a menudo surge la típica pregunta: ¿Qué creéis que seduce más, la insinuación o lo obvio? Esto es algo que se puede aplicar, no sólo al comportamiento, sino también a la ropa, que puede dar más o menos trabajo a la imaginación. El caso es que, aunque cada uno tiene sus opiniones y unas no tienen por qué ser mejores que otras, por lo general la mayoría de personas suelen estar más a favor de la insinuación; pero, ¿por qué?
La importancia de la meta
Como afirma Francesco Alberoni, en su libro El Erotismo, si hay algo que realmente nos seduce es el misterio, no saber realmente lo que vamos a conseguir, imaginándonos una meta, sin saber realmente si se acercará a la realidad. Por lo tanto, lo importante es la meta a la que llegar, no el principio del que partir. Para que me entendáis, por lo general, tanto hombres como mujeres preferimos a una persona del sexo por el que nos sentimos atraídos vestido, con ropa que insinúe lo que hay debajo, a verlos completamente desnudos.
¿Qué dice la ciencia al respecto?
Esto fue demostrado por científicos de la Universidad de Tampere, en Finlandia, que afirmaron que el cerebro procesa las imágenes de cuerpos desnudos en solo 0’2 segundos, mientras que, si están vestidos, se tarda más tiempo en observarlas. Esto, además, también se asocia con el hecho de que nuestro cerebro tiende a rellenar los huecos siguiendo un “concepto de perfección”. Algo similar es lo que ocurre con el conocido como fill efect, gracias al cual, podemos completar el típico texto con huecos o símbolos en lugar de letras que se muestra a modo de reto en las redes sociales. En el caso de la ropa, por lo tanto, si a nuestro cerebro le falta detectar lo que hay debajo de la ella, probablemente se imagine algo mil veces mejor que lo que realmente hay, incrementando nuestro deseo de saber más.
¿Cómo podemos aprovechar esta situación?
Está claro que lo importante es no ser demasiado obvio, pero hay algunos otros consejos que podemos seguir para aprovechar “el arte de la insinuación”.
- No desnudarse demasiado deprisa durante los preliminares, dejando que sea la otra persona la que nos desnude, de modo que el deseo por llegar a la meta dure más tiempo.
- En el caso de las mujeres, mientras habláis con la persona a la que queréis seducir, puede ser muy sugerente acariciarse la clavícula con el brazo contrario, de modo que se levante y se reafirme el pecho bajo la ropa.
- Siguiendo con las mujeres, jugar distraídamente con los zapatos, sacando el pie ligeramente, sin llegar a hacerlo completamente, puede recordar al acto sexual, incrementando el deseo por su llegada.
- Mirar a los ojos directamente o humedecerse ligeramente los labios, sin que sea demasiado obvio también puede ser un buen método de insinuación.
Éstas sólo son algunas ideas, todos podemos practicar el arte de insinuarnos jugando con la imaginación de aquella persona a la que queramos seducir. Así que ya sabéis, optad por el lenguaje corporal y por empezar la sesión vestidos. Desde luego el proceso va a ser más largo y más barato que vestirnos sólo con unas gotitas de Chanel nº 5…. ¡Y sin perder el glamour!
Fuentes: El erotismo, de Francesco Alberoni. Revista digital Muy interesante