El estrés materno, al igual que el afecto o el apego, tienen sus consecuencias a largo plazo durante el mismo embarazo y en la infancia y vida adulta de los individuos. Sin embargo, estas investigaciones anteriormente comentadas en MedCiencia se centraban más en el ámbito psicológico y no tanto en el físico. Ahora, una reciente investigación de la mano de la Universidad de Pennsylvania ha descubierto que el estrés materno durante el primer trimestre de embarazo podría llegar a alterar el microbioma vaginal, el cual en consecuencia se transmitiría a los recién nacidos en el momento del parto, modificando su microbioma intestinal y su desarrollo cerebral.
Estrés materno, microbioma vaginal y desarrollo cerebral
Anteriormente ya se sabía que durante un parto vaginal el recién nacido se expone a una serie de microorganismos vaginales procedentes de la madre (y por eso se llevan a cabo tantos controles maternos durante los tres trimestres de embarazo, llegando a dar algunas vacunas durante este periodo). Esta serie de bichitos se conocen como “microbiota“, y es totalmente normal que estén ahí, y que colonicen el intestino del recién nacido, pues su función es ayudar al sistema inmune a madurar e iniciar correctamente su metabolismo. Esto, a su vez, influencia el desarrollo cerebral del mismo neonato. Evidentemente, en los nacimientos por cesárea se pierde esta exposición inicial a la microbiota.
Ahora lo que se ha descubierto, gracias al reciente estudio publicado en Endocrinology, es que este microbioma vaginal puede alterarse por el estrés materno durante el primer trimestre de embarazo, dando lugar a una “reprogramación” del cerebro en desarrollo de sus futuros hijos. El hallazgo implicaría conocer los riesgos de desarrollar trastornos como la esquizofrenia o el autismo, además de otros trastornos del desarrollo neurológico, pues ahora sabemos la importante relación que tiene la microbiota intestinal y el desarrollo cerebral, algo que hace unos años se desconocía por completo.
Para el estudio, los investigadores usaron modelos de ratones para simular el estrés materno temprano en el embarazo. Un grupo experimental de ratones embarazadas se expusieron periódicamente a factores estresantes (olores de depredadores, ruidos nuevos…) durante lo que equivaldría a su “primer trimestre” de embarazo. Tras el nacimiento, se evaluó la microbiota de las vaginas de estos ratones, y la microbiota intestinal de sus descendientes. Por su parte, también se examinaron los cerebros de dichos descendientes, midiendo el transporte de aminoacidos, o el metabolismo cerebral.
Resultó que este estrés materno durante las primeras etapas de embarazo tuvo efectos sorprendentemente duraderos sobre la microbiota vaginal, y esto se reflejó tanto en el intestino de la descendencia como en el metabolismo cerebral de la misma. Además, los efectos en el desarrollo neurológico fueron especialmente pronunciados en los ratones macho.
En conjunto, los hallazgos vuelven a poner de relieve la importancia del microbioma vaginal materno en la descendencia, llegando a niveles tan profundos como la modificación intestinal y cerebral de los recién nacidos y dando lugar a nuevas hipótesis sobre el futuro desarrollo de trastornos tales como el autismo o la esquizofrenia (que, curiosamente, se detectan de forma mucho más desproporcionada en hombres).
Vía | PsyPost.
Fuente | Endocrinoloy.