Los videojuegos y prácticamente cualquier dispositivo electrónico con la capacidad de reproducirlos trae de cabeza a más de un padre. Con cierta frecuencia, madres y padres que acuden a consulta tienen dudas acerca del papel de los videojuegos en la vida de sus hijos y a veces prefieren “cortar por lo sano”, restringiendo completamente el acceso a este tipo de ocio. Como ya hemos comentado anteriormente, las empresas de videojuegos están al corriente de los mecanismos que “enganchan” a este tipo de entretenimiento.
Sin embargo, el último informe del National Children’s Bureau -organización británica en favor de la educación- confirma que los niños que tienen acceso a ordenadores y dispositivos con conexión a internet tienen más probabilidades de sacar buenas notas que aquellos niños poco familiarizados con ellos. El estudio reflejó también la opinión de padres y profesores, quienes generalmente creen que el teléfono móvil, las redes sociales y los videojuegos tienen un impacto negativo en las notas de los niños. Pero al contrario de esta creencia, los datos estadísticos no reflejaron ninguna relación entre el uso del móvil, las redes sociales y las malas notas. Lo que sí revela el informe es el impacto positivo de la informática en las notas. Aquellos alumnos que utilizaban el ordenador entre una y tres horas al día eran los que mejores notas sacaban, sin importar a qué actividad concreta destinaban ese tiempo exactamente.
Entonces… ¿Por qué tienen tan mala fama los videojuegos si los estudios dicen lo contrario? Al parecer, de los niños que utilizaban consolas portátiles dos veces al día o más para jugar a videojuegos, sólo un 41% obtuvo notas altas. Quizás es por este dato que decidimos meter todo en el mismo saco y catalogar todo tipo de “pantallita” como nocivo. Aún así, el NCB no encontró diferencias significativas entre las notas de los gamers habituales (jugar una vez al día) y gamers esporádicos. De hecho, estudios recientes en Inglaterra y Estados Unidos apoyan la idea de que jugar regularmente de manera controlada (menos de una hora al día) está relacionado con el alto rendimiento académico. En Medciencia también hemos hablado recientemente de los beneficios de los videojuegos.
Pero “no es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida” dice el sabio refranero español… El propio departamento advierte que, como es lógico, el uso de videojuegos de manera intensiva puede influir en un bajo rendimiento académico. Como en prácticamente todas las cosas de esta vida, en el equilibrio se encuentra la virtud. Todos tenemos 24 horas en nuestro día y que los niños dediquen una parte de ese tiempo a entretenerse con videojuegos tiene muchas ventajas -como el fabuloso caso del Minecraft en niños autistas del que les habló mi compañera Azucena Martín-, pero tenemos que asegurarnos también de que aprovechan los recursos que brindan las nuevas tecnologías para desarrollar sus habilidades mentales y académicas.