El incienso está muy presente en diversas culturas como en los países asiáticos donde es muy frecuente que se prenda incienso en casa y templos para la celebración de rituales. Tampoco hace falta irse tan lejos, pues en España es inconfundible el olor del incienso en Semana Santa y que tanto caracteriza el paso de las procesiones por las calles de las ciudades.
Sin embargo, a la luz de los resultados de los últimos estudios científicos, es posible que el incienso tenga que llevar una advertencia al igual que el tabaco sobre los peligros para la salud que conlleva. Cabe destacar que no es en absoluto ninguna novedad que el humo del incienso pueda ser perjudicial, pues estudios anteriores ya habían demostrado esa relación; no obstante, hasta ahora no se había comparado el humo del incienso con el del tabaco.
El humo del incienso podría ser más dañino que el del tabaco
El estudio que ha llevado a cabo dicha comparación se ha publicado en la revista Environmental Chemistry Letters. Para ello, los investigadores probaron dos tipos de incienso y lo compararon con el humo del tabaco para ver sus efectos en bacterias y células derivadas de ovario de hámster chino (CHO por sus siglas en inglés), muy utilizadas en el campo de la biotecnología como cultivos celulares.
Los investigadores demostraron que el humo del incienso es más citotóxico (tóxico contra las células) y genotóxico (tóxico contra el ADN) que el tabaco. Esto puede conllevar a la aparición de mutaciones en el ADN y finalmente al desarrollo de cáncer, que es lo que en último término estamos buscando. Resumiendo un poco lo anterior, el humo del incienso puede ocasionar cáncer.
Qué no cunda el pánico
Queremos resaltar que esta entrada no va con la intención de alarmar a la población, sino simplemente informar que hay que tener precaución con el uso del incienso, sobre todo en lugares cerrados donde puede acumularse el humo.
Por otro lado, los investigadores también son conscientes de las limitaciones de su estudio ya que han manejado una muestra muy pequeña (en ciencia es fundamental una muestra lo suficientemente grande como para realizar inferencias estadísticas adecuadas); además, no olvidemos que la prueba no se ha realizado en humanos sino en cultivos celulares, que presenta una menor evidencia científica, y que el modo de inhalación del incienso y del tabaco son diferentes.
En definitiva, hacen falta más estudios para sacar conclusiones claras, pero de lo que sí podemos estar seguros es que no tenemos que subestimar la peligrosidad del humo del incienso.
Fuente: Environmental Chemistry Letters