Hoy, en la sección del microbio de la semana, os vamos a hablar de una bacteria cuyos gustos por los residuos fecales son, como mínimo, curiosos y, para colmo, produce una sustancia de desecho de lo más guay. Se trata de Brocadia anammoxidans.
Características de Brocadia anammoxidans
Se trata de una bacteria acuática de forma esférica, perteneciente al orden Planctomycetes. Una de sus características más importantes es la capacidad de oxidar anaeróbicamente (en ausencia de oxígeno) el amonio, gracias a la presencia en su citoplasma de un orgánulo llamado anammoxosoma, que contiene las enzimas necesarias para poder llevar a cabo la reacción.
Aplicaciones biotecnológicas
Como sabéis, la biotecnología es la ciencia que usa organismos vivos en el desarrollo de actividades beneficiosas para los humanos. Una de las aplicaciones más comunes de esta rama de la ciencia es la limpieza de aguas residuales con la ayuda de microorganismos, tarea en la que Brocadia anammoxidans es una verdadera experta. En primer lugar, es una bacteria acuática, por lo que no tiene ningún problema para ejercer su función dentro del agua y, por otro lado, gran parte de estos residuos suelen proceder de materias fecales, que contienen sustancias derivadas del amonio, por lo que pueden descomponerlos fácilmente.
Por si fuera poco, una de las sustancias de desecho procedentes de esta reacción posee un gran número de aplicaciones la mar de interesantes. Se trata de la hidrazina, un compuesto químico que se usa como combustible para aviones, misiles, cohetes espaciales y satélites. Si puede desarrollar esta función de una manera eficiente es porque, al reaccionar con el oxígeno, se descompone en nitrógeno y agua, disminuyendo los daños típicos de la corrosión por oxidación de los metales.
Por lo tanto, se puede acoplar la descontaminación de aguas residuales con la producción de combustible para sondas espaciales. Y todo gracias a una bacteria. Un nuevo caso de la magia de la biotecnología.