Existen tres tipos de distracciones peligrosas cuando uno conduce: las visuales, las cognitivas y las manuales. Sin duda el peligro mayor viene de aquellas distracciones que implican los tres sistemas, por ejemplo escribir un mensaje de texto, aunque incluso las herramientas diseñadas para minimizar la necesidad de otros sistemas (por ejemplo los GPS que hablan para que no haya que mirar la pantalla) implican cierto riesgo.
Y es que este tipo de distracciones son cada vez más frecuentes, un estudio en 2011 encontró que el 69% de los conductores en Estados Unidos afirmaban haber hablado por el móvil mientras conducían en los 30 días anteriores a la encuesta. En Europa ese porcentaje varía yendo desde el 21% en el Reino Unido al 59% en Portugal. Si lo que evaluamos es la utilización del móvil para enviar mensajes de texto o emails mientras se conduce, en Estados Unidos, durante los 30 días previos al estudio, un 31% afirmaban haber realizado esa conducta, en España el porcentaje era de un 15% y en Portugal de un 31%. Como veis son cifras muy altas, demasiado altas. Si nos fijásemos en franjas de edad, claramente estas conductas son más frecuentes en los jóvenes, especialmente en la franja por debajo de los 20 años.
Pero el estudio más sorprendente es el llevado a cabo por Cary Stothart y Courtney Yehnert en la Universidad Estatal de Florida y publicado en el Journal of Experimental Psychology: Human Perception and Performance. Este estudio afirma que el simple sonido de aviso de estas aplicaciones es suficiente para distraernos, independientemente de que contestemos la llamada, escribamos o leamos un mensaje.
Parece ser que lo que ocurre es que aunque no sean correspondidas, estas interrupciones producen pensamientos irrelevantes con la tarea que el sujeto estaba llevando a cabo y hacen divagar a la mente, afectando negativamente al rendimiento en la tarea.
Los sujetos debían llevar a cabo una tarea en el ordenador y se comparaba el rendimiento de cada persona con y sin distracciones. Cuando había distracciones los sujetos cometían hasta 3 veces más fallos. La simple notificación era suficiente para alterar el proceso atencional del sujeto aunque este no interactuara directamente con el dispositivo.
Este estudio es el primero en demostrar que el simple hecho de saber que se tiene un mensaje o una llamada produce distracción significativa sin depender de que el sujeto responda a ese estímulo o no.
La forma correcta y segura de conducir es poniendo el móvil en silencio (o apagado), sin vibración obviamente y donde no lo veamos, ni la pantalla ni las lucecitas. Todos sabemos que cuando el móvil vibra se nos va la mirada a la pantalla o la mente a pensar quien es o que querrá, esos segundos son segundos que perdemos en la carretera y en la carretera cada segundo puede valer una vida. Cualquier mensaje puede esperar, cualquier llamada puede ser devuelta más tarde y, sin duda, ningún mensaje o llamada vale una vida, en ocasiones la tuya, en otras la de otros.
Fuente: Centers for disease control and prevntion, U.S.News.