Los murciélagos se caracterizan por ser los únicos mamíferos capaces de volar. Pero gracias a un reciente estudio, se ha comprobado que ésta no es la única propiedad que los diferencia del resto de animales de su misma clase. Estos mamíferos voladores parecen poseer unos inmunoreceptores de tipo Toll (que constituyen la primera línea del mecanismo de defensa de un organismo) diferentes de los que pueden encontrarse en el resto de mamíferos. Esto nos lleva a pensar que quizás el modo en el que los murciélagos reconocen los agentes patógenos es completamente exclusivo de la especie, lo que explicaría el por qué estarían más protegidos del ataque de estos invasores, mientras que en otros animales de la clase Mammalia, provocan enfermedades graves o incluso de la muerte del individuo.
TLR: unos receptores muy particulares
En el estudio, publicado en la revista científica Molecular Ecology, participaron científicos internacionales pertenecientes al Department of Wildlife Diseases en Berlín, cuyo principal objetivo era caracterizar los patrones evolutivos de un tipo de receptor inmune: TLR (receptor Toll-like) en diferentes especies de murciélagos. Al comparar los resultados que obtuvieron con los receptores de otros mamíferos, encontraron una marcada diferencia entre ambos.
Esto podría traducirse en distinto reconocimiento funcional de patógenos específicos, es decir, una diferente resistencia contra los patógenos. Lo interesante de estos receptores TLR es que se hallan asociados a la inmunidad innata. Su misión es reconocer una amplia variedad de moléculas asociados a diversas enfermedades. En términos evolutivos, además, destacan por modificar sus propiedades en función de la especie y de los agentes patógenos que puedan encontrarse en el entorno donde ésta habita.
El secreto está en las alas
La autora líder del estudio, Marina Escalera, explica la razón por la que los TLRs de los murciélagos se han modificado de una manera excepcional en comparación con otros mamíferos: “Los murciélagos presentan rasgos únicos entre los animales de la clase Mammalia, como es el caso del vuelo, gracias al cual son capaces de desplazarse y adaptarse a una amplia variedad de ambientes y nichos ecológicos.
Estos nichos tienen a su vez perfiles de patógenos específicos que probablemente sean los responsables de la evolución de los TLRs de murciélagos también de manera específica”. Teniendo en cuenta estas adaptaciones especiales a las que el animal es sometido, los investigadores comprobaron cómo los murciélagos han adquirido mutaciones distintivas fijas dentro de los TLRs, que de un modo u otro acaban modificando la capacidad de estos receptores para reconocer los patógenos.
Por otro lado, el hallazgo también permitiría explicar por qué tradicionalmente se ha considerado al murciélago como un reservorio o depósito de patógenos, debido a que los TLRs, una vez modificados, podrían dejar de funcionar correctamente y convertir al animal en una simple vía de transmisión de enfermedades. Sin embargo, se requiere una investigación más profunda al respecto. De momento sabemos que el murciélago es “único en su especie”, que su capacidad de vuelo ha favorecido evolutivamente su adaptación a distintos ambientes y por ello hoy día, su sistema inmune puede hacer frente a una mayor cantidad de agentes infecciosos. El secreto está en las alas.