La obesidad infantil ha aumentado de forma espectacular durante los últimos 30 años. Los progenitores son personas clave en la vida de sus hijos y sus esfuerzos por crear un estilo de vida saludable es muy importante. Sin embargo, existen determinantes sociales y económicos que afectan directamente a las oportunidades de los mismos para promover este estilo de vida, entre los cuales la propia percepción que ellos tienen de la obesidad de sus hijos, algo de vital importancia para poder iniciar un desarrollo de peso saludable.
Datos recientes lo constatan: la mitad de los padres y madres de niños con sobrepeso en la Europa central y del norte perciben que el peso de su retoño es normal. En la zona sur de Europa estas cifras ascienden al 75%. Y por si no fuera poco, el 40% de los progenitores con hijos con sobrepeso u obesos están incluso preocupados por una potencial delgadez excesiva. Todo son conclusiones de un estudio europeo a padres y madres de más de 16.000 niños de 2 a 9 años.
Mayor importancia a la obesidad infantil
Para el trabajo, se pidió a los progenitores que estimaran el estado del peso de sus hijos y el estado de su salud, así como que describieran sus propias preocupaciones acerca de si su hijo pudiera presentar obesidad o delgadez excesivas. Estas percepciones paternas y maternas se compararon con las mediciones reales de los niños y niñas.
Los estudios muestran que la percepción de los padres con respecto a la obesidad de sus hijos crece al mismo ritmo que la edad del niño y que un mayor índice de masa corporal (IMC) en el mismo. Los trabajos también indican que un aumento de peso en la edad preescolar puede convertirse de forma fácil y rápida en obesidad sin necesariamente se produzcan cambios en el estilo de vida.
El problema es simple: muchos padres no perciben el aumento de peso, y para actuar dependen demasiado de información objetiva procedente de, por ejemplo, centros de bienestar infantil y de atención de la salud en la escuela. Según los investigadores, una medida sencilla para superar todo esto podría ser la introducción de rutinas de cuidado de la salud pediátrica y escolar a través de las cuales se mostrara siempre la curva de IMC de los niños a sus progenitores.
Obstáculos a los hábitos saludables
Como parte del estudio, los investigadores organizaron discusiones en grupo con niños y padres. En las conversaciones, los padres insistieron en que hay muchos obstáculos para poder mantener hábitos alimenticios saludables: largas jornadas de trabajo, limitaciones financieras y la disponibilidad constante y comercialización de alimentos y bebidas poco saludables. Otro problema que se planteó fue que otros miembros de la familia, como los abuelos, puedan quebrantar de forma habitual las reglas establecidas en el hogar.
Con respecto al problema del acceso fácil a comida poco saludable en las escuelas, el Parlamento Europeo ha aprobado recientemente un informe que defiende la introducción de cursos sobre nutrición y gastronomía en programas escolares de todos los países de la Unión Europea, además de exigir que se prohíba publicidad o patrocinio de “comida basura” en los centros escolares.
Obesidad infantil en España y consecuencias
En la actualidad, el sobrepeso afecta a un 28,5% de niños españoles de entre 3 y 12 años, según un estudio reciente elaborado por la Fundación Thao. Según los expertos, si la obesidad se instala en edades tempranas tiende a persistir a lo largo de la vida. De ahí la importancia de crear hábitos de alimentación saludables desde la infancia.
De nuevo en este estudio se hace hincapié en el papel de los progenitores. Si bien los expertos reconocen que los aspectos genéticos y emocionales pueden influir en la alimentación de los niños, también han advertido la excesiva tolerancia de los padres ante el rechazo a los sabores nuevos en los hijos. Asimismo, también recomiendan a los progenitores que respeten la sensación de saciedad del menor y que, en la medida de lo posible, se coma en familia.
Según el estudio, el 32% de los niños de 8 a 12 años no consume ni una pieza de fruta al día, y hasta el 41% no come fruta o verdura. De hecho, solo cuatro de cada diez niños tiene un seguimiento alto de la dieta mediterránea. Por otro lado, el 36,5% de los menores no realiza actividad física durante su tiempo libre.
Fuente | Sciencedaily