El proyecto Malaspinomics secuencia el genoma de los microorganismos del oceáno profundo

Hoy vamos a hablar de un proyecto muy importante a nivel científico que en el futuro podría tener muchas aplicaciones directas sobre el ser humano. Un equipo de investigadores españoles coordinado por varias entidades del CSIC ha comenzado la secuenciación del genoma de los microorganismos que viven en los océanos profundos empleando más de 2.000 muestras que se recogieron durante la expedición Malaspina. Esta secuenciación marina es la primera en el mundo a escala global y aportará un poco más de claridad a toda esa biodiversidad aún desconocida que habita en nuestros océanos y a la vez supone el descubrimiento de millones de nuevos genes en los próximos años.

Las entidades que están llevando a cabo los análisis son el Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares) y el Centro Nacional de Análisis Genómico de Barcelona. Cuentan también con la colaboración del MareNostrum (Centro Nacional de Supercomputación en Barcelona), el Joint Genome Institute (EE UU) y el European Molecular Biology Laboratory (Alemania).

El 60% de las bacterias estudiadas son especies desconocidas

Los océanos siguen siendo los grandes desconocidos en muchos aspectos, siendo uno de ellos la biodiversidad que habita en él. Este proyecto de secuenciación ayudará precisamente a eso y al descubrimiento de millones de genes distintos que podrían tener aplicaciones directas sobre nosotros.

Los trabajos de secuenciación se centran en virus, bacterias y protistas que habitan en los océanos hasta los 4.000 metros de profundidad. A partir de los 200  metros la luz ya es prácticamente inexistente y es a partir de esa profundidad donde residen el 72% de estos microorganismos.

Los primeros resultados del proyecto Malaspinomics muestran una elevada cantidad de especies de microorganismos desconocidos caracterizadas por tener una actividad biológica intensa. De hecho, un 60% de las bacterias del océano profundo detectadas mediante técnicas de secuenciación masiva son desconocidas.

Uno de los descubrimientos más llamativos hasta ahora ha sido el de unas bacterias que son capaces de degradar compuestos muy tóxicos derivados de nuestra actividad, como el metilmercurio, que se ha ido acumulando en los océanos durante años. Desde luego que si hay algo que se pueda alimentar de este tipo de sustancias desde luego son las bacterias. De este modo se pueden utilizar a modo de biomarcadores para conocer el estado del océano profundo.

Las futuras aplicaciones del descubrimiento de los nuevos genes vienen explicadas por las palabras de Jesús María Arrieta, investigador del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados:

“El número de especies marinas utilizadas como fuente de genes con interés comercial crece a un ritmo de un 12% anual. El potencial biotecnológico de los organismos marinos es inmenso y más aún en el océano profundo. Esperamos que los genes recolectados en Malaspina abran la puerta a múltiples aplicaciones biotecnológicas en campos como la bioenergía, la alimentación o la cosmética

Proyectos como este hacen que siga teniendo un poco de fe en la investigación española. Como dato, en el artículo del CISC informan de que la financiación total de este proyecto ronda los 6 millones de euros. Ahora comparo esta cantidad de dinero que se ha empleado en un estudio de algo necesario, que tendrá aplicaciones directas sobre los seres humanos, con los millones de euros que han robado, defraudado o estafado algunas personas y entidades de este país y encima es que como que no pasa nada y me entra una rabia que no puedo con ella. Ojalá unos pocos se dieran cuenta de que la investigación es necesaria, más que nada porque la mayoría de las investigaciones son siempre en nuestro propio beneficio y es una manera de seguir avanzando.

Fuente: CSIC

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