El Síndrome de Noé, un grave problema de salud pública

Este síndrome del que poco se suele hablar pero del que se empieza a ver la necesidad de buscar medidas y protocolos para manejarlo supone un peligro para los animales, las personas que lo padecen y la salud pública.

Existen estudios sobre el tema en Estados Unidos, Australia o Canadá, pero aquí el primer estudio al respecto acaba de ser publicado recientemente en la revista Animal Welfare por el Instituto Hospital de Mar de Investigaciones (IMIM), este estudio es el que demuestra que el trastorno existe en nuestra sociedad y además amenaza la salud pública según afirma Paula Calvo (investigadora del grupo de investigación en ansiedad, trastornos afectivos y esquizofrenia del IMIM). Este el primer trabajo que aporta datos sobre este síndrome en Europa y se ha llevado a cabo con la colaboración de entidades protectoras de animales (Asociación Nacional de Amigos de los Animales), para ello han estudiado los casos (24 en total) que esta asociación había registrado mediante cuestionarios a los técnicos (que trataban a estas personas) entre 2002 y 2011.

Recomiendo leer el abstract del artículo al que esté interesado.

¿Cuáles fueron los resultados del estudio?

El trastorno afecta por igual a hombres y mujeres, el 63% de afectados superaban los 65 años, además se observó que un 83% de los afectados vivían solos y en situación económica precaria. Se observó que la comorbilidad con el síndrome de Diógenes era significativa, ya que el 44% presentaban también este trastorno junto con el de acumulación de animales.

Observaron que suelen pasar entre 1 y 5 años desde las primeras denuncias hasta que se interviene y se confiscan los animales. En ninguno de los casos que observaron se ofreció ayuda a las personas afectadas.

¿Qué es el síndrome de Noé?

Se trata de un subtipo de síndrome de acaparador compulsivo (trastorno por acumulación o disposofobia). Este es un trastorno psicológico en el que la persona tiende a acumular objetos de forma excesiva (en comparación con lo socialmente aceptado) incluso cuando estos objetos no tienen valor alguno (aunque para ellos si lo tengan) o son peligrosos o insalubres. Esta acumulación interfiere con la vida diaria de la persona y dificulta vivir en el hogar.

Quizás al hablar del trastorno os venga a la mente el síndrome de Diógenes o el trastorno obsesivo-compulsivo, lo cierto es que aun no está claro si es un trastorno aislado o se combina con alguno de estos dos trastornos.

El subtipo al que nos referimos hoy, el acaparador o acumulador de animales, es aquel que acumula un número elevado de animales (normalmente gatos o perros) de los cuales no es capaz de hacerse cargo (no es capaz de ofrecerles los cuidados mínimos), aunque no lo reconozcan. Es un síntoma de trastorno y no necesariamente de crueldad deliberada hacia los animales (aunque se debata si incluirlo en un futuro o no como forma de maltrato animal). La persona que sufre este trastorno se siente muy unida a sus mascotas, con un fuerte lazo emocional y les es muy difícil dejarlas ir, suelen estar convencidos de estar cuidando adecuadamente de los animales y quererles mucho. No entienden el perjuicio que causan a la mascota y suelen considerarse muy atentos con ellas.

Como ya hemos dicho este trastorno se asocia con rasgos obsesivo compulsivos de personalidad (o trastorno obsesivo compulsivo), en ocasiones se asocia con demencias y a veces, incluso con adicciones y alucinaciones.

Causas:

  • Trastorno dentro del espectro de los delirios y alucinaciones: Se entiende que debe haber alguna alteración en los sistemas perceptivos o asociados para que el sujeto pueda estar comportándose de forma ajena a la realidad, sin ver el estado de los animales y el entorno en el que vive, negando el sufrimiento de los animales y su propio malestar. Ignorando los olores, parásitos, falta de higiene, etc…
  • Trastorno afectivo: Hay un patrón alterado en las relaciones de afecto y apego, probablemente iniciado en la infancia, ya en la relación con los padres, se entiende que son personas con problemas en las relaciones personales y que tienen dificultades para socializarse, los animales pueden ser un sustituto y suplir carencias afectivas acumuladas durante años, pero es una forma de recibir y mostrar afecto sobre la que pierden control. Hay casos en los que pueden haber sufrido traumas en la infancia.
  • Trastorno obsesivo compulsivo: Parece una de las hipótesis más congruentes. El comportamiento de acumulación sería uno de los rituales repetitivos que no pueden evitar. Una compañera de Medciencia nos da una breve explicación para el que no conozca ya el trastorno.

Dentro de las alteraciones neurofisiológicas del trastorno se ha encontrado que hay una actividad disminuida (según tomografía por emisión de positrones) en la circunvolución cingulada dorsal anterior (responsable de la concentración, atención y toma de decisiones) en obsesivo-compulsivos acaparadores. Lo interesante es que esta alteración es exclusiva de los acaparadores no siendo compartida por el resto de pacientes obsesivo-compulsivos.

También se ha observado que daños en la corteza prefrontal puede inducir acaparamiento compulsivo.

Para los acaparadores anormales, el papel de estas áreas aun no esta tan claro como en los acaparadores compulsivos.

¿Por qué es peligroso?

Porque normalmente al no ofrecerse los cuidados mínimos la persona (y los animales) acaban viviendo en condiciones insalubres e antihigiénicas. Puede haber enfermedades (no se les ofrece a los animales el tratamiento veterinario mínimo), suele haber heces o restos de alimentos por la casa, los animales están sucios y desaliñados, proliferan los parásitos, el olor y el ruido es fuerte. Suele producirse cría incontrolada. El espacio de la casa se ve invadido por los animales. Los animales además suelen sufrir deshidratación y desnutrición.

El problema reside en que hoy en día al encontrarse un caso, el ayuntamiento procede a la retirada de los animales pero no ofrece ayuda a la persona que los acumulaba, con lo cual, lo más probable es que el problema vuelva a repetirse.

Los animales suelen desarrollar problemas de comportamiento como agresividad o temor excesivo, debido a la falta de sociabilidad y el estrés permanente que implica vivir en esas condiciones.

Tratamientos…

No hay un protocolo estandarizado específico para el síndrome de Noé, sin embargo hay unas directrices que se aplican a los trastornos acumuladores en general que nos pueden servir:

FÁRMACOS: Por lo general la medicación será similar a la utilizada en el trastorno obsesivo compulsivo, es decir antidepresivos, por ejemplo del grupo de los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS).

TERAPIAS: La terapia cognitivo-conductual, enfatizando la exposición (a vivir sin esos objetos) y la exposición con prevención de respuesta (poder exponerse a los objetos sin tener que recolectarlos y acumularlos), disminuir la ansiedad, reestructurar los pensamientos disfuncionales, etc…

Las terapias enfocadas a la motivación del paciente, fomentando la organización y reestructuración del desorden, asistiendo el terapeuta a la vivienda muestran resultados prometedores. Yo creo que además estas personas se beneficiarían de técnicas que potenciar una demostración de afecto adecuado, incrementaran la socialización y focalizaran a la persona en la situación real y el entorno que la rodea, sin evadirse.

El estudio que comentábamos al principio resalta la falta de protocolos estandarizados para aplicar ante estos casos, por lo que estas ideas de tratamiento, son solo eso, idea. El equipo del estudio manifiesta que es necesaria una intervención multidisciplinar (incluyendo los sectores de protección animal, bienestar social y salud pública) y está trabajando con la administración en la creación de uno.

El próximo paso será ahondar en las tasas de incidencia y prevalencia y en dilucidar un perfil para estas personas, pudiendo así alcanzar un diagnóstico e intervención precoz y fomentar medidas de prevención.

Fuente: Psiquiatría.com, IMIM, UAB, Wikipedia.

Imagen: Wikimedia Commons.

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