Esta enfermedad del sistema circulatorio, de causa desconocida (posiblemente autoinmune, pero en medicina cuando no tienen ni idea le llaman “idiopática”), consiste en episodios repetitivos de vasoconstricción – vasodilatación en los brazos durante las épocas de frío o al exponerse a determinadas emociones (esto último también pasa en los infartos).
Es decir, en el Raynaud, hay 3 fases, empezando por un vasoespasmo intenso y palidez (el vaso sanguíneo literalmente se cierra, sin más), seguido por otro vasoespasmo más leve con cianosis (las manos se ponen de color azul) y, finalmente, vasodilatación y rubor (el vaso sanguíneo se vuelve a abril, dando lugar a un color rojo como cuando tenemos calor). Así que, durante un periodo de 15 a 30 minutos, las manos pasan por tres colores: blanco, azul y rojo.
Como he dicho anteriormente, el origen de este síndrome es desconocido, pero se sabe que el 90% de los casos suceden con menos de 40 años, y sobre todo en mujeres (en una proporción de 5 a 1 respecto a los hombres).
También existe el llamado “fenómeno de Raynaud”, donde se dan los síntomas, pero solo en determinadas situaciones como el síndrome del túnel carpiano, el síndrome del desfiladero torácico o intoxicaciones de plomo, arsénico o centeno. Una vez solucionadas estas causas, el fenómeno desaparece, y por tanto no podemos considerar que sea el síndrome como tal.
Los síntomas, aparte de esa palidez, cianosis y rubor encadenados, también incluyen parestesias (hormigueos de causa interna) y dolor en dedos, ausencia de pulso en la muñeca simétrico (en ambas manos) y atrofia cutánea (la piel pierde grosor y tiene mala pinta).
Existen 5 criterios diagnósticos para asegurar que nos encontramos delante de un síndrome de Raynaud y no delante de alguna otra enfermedad: Los síntomas empiezan en situaciones de frio o emociones, el cambio de color de dedos se da en ambas manos, lesiones isquémicas pequeñas (lesiones de piel por falta de sangre), descarte de otras enfermedades, y haber sufrido esos síntomas durante al menos 2 años.
Por último, según como se desarrolle el síndrome se puede dar tratamiento médico (con fármacos) o aplicar cirugía. Si los vasos sanguíneos simplemente se cierran espontáneamente, pero se vuelven a abrir, daremos medicamentos. Pero, si los vasos no se abren (es decir, quedan ocluidos), tendremos que aplicar la cirugía, donde el tratamiento afectara directamente al sistema nervioso simpático (responsable de dar las ordenes de vasoconstricción al sistema circulatorio).