En una sociedad en la que tecnología constituye una herramienta fundamental en cualquier ambiente de trabajo, el hábito de permanecer sentados durante largos períodos de tiempo se ha establecido y generalizado de una manera casi automática. Desde las aulas en los colegios hasta las los despachos en las oficinas, raro es que no nos encuentren pegados a la silla, ya sea tecleando frente a la pantalla del ordenador o bien hincando codos, inclinados sobre el pupitre. Estudios recientes llevados a cabo en la Universidad de Texas A&M explican los beneficios que aporta el levantarnos del asiento y trabajar de pie.
Las consecuencias de una rutina sedentaria
En otros posts de Medciencia ya hicimos hincapié en los peligros de pasar demasiado tiempo sentados, donde mencionábamos que esta rutina sedentaria aumentaba de manera considerable las probabilidades de padecer cierto tipo de enfermedades, como son la obesidad, el cáncer o la atrofia de los músculos.
Sin embargo, las cientos de estructuras musculares y esqueléticas que componen el cuerpo humano se encuentran perfectamente adaptadas para la actividad física. Es decir, no estamos hecho para quedarnos quietos, sino al contrario; nuestro organismo nos pide continuamente que nos movamos. Os recomiendo este vídeo en el que se explica de forma detallada el por qué de esta evidencia.
Actividad para el cuerpo y para el cerebro
Marcos Benden, profesor asociado de la Escuela de Ciencias de la Salud en Texas, en busca de un medio para reducir la obesidad infantil y las molestias de la espalda derivadas de la vida sedentaria, decidió reemplazar las tradicionales mesas escolares por otras estructuras de mayor altura en las que no era necesario sentarse, sino permanecer de pie.
El resultado que obtuvo fue positivo por partida doble. Como cabía esperar, los estudiantes comenzaron a quemar hasta un 15% más de calorías que en los escritorios tradicionales, y presentaron una mejor higiene postural al aliviar la presión sobre la médula. Pero esta experiencia mostró a su vez, de manera inesperada, un impacto positivo en el ambiente del aula. Los alumnos que asistieron a las lecciones mientras estaban de pie manifestaron un mayor nivel de atención, y se involucraron más en las actividades de clase, como levantar la mano o responder a una pregunta formulada por el profesor. De este modo se consigue hacer frente a dos problemas al mismo tiempo: mejorar el rendimiento académico y la obesidad infantil.
Levántate y… ¡trabaja!
Para solucionar el problema de un exceso de vida sedentaria, muchas oficinas y escuelas han adoptado este sistema de mesas que obligan al usuario a mantenerse de pie (y por lo tanto activo) mientras desarrolla con normalidad sus tareas. Al tratarse de un método novedoso o poco convencional, se rompe con la monotonía propia del trabajo, lo que predispone a la persona a una actitud más positiva.
Además, al permanecer de pie, se está ejerciendo una actividad física leve pero suficiente para mejorar la circulación, las funciones del cuerpo, y también la capacidad cognitiva, es decir; promoviendo una mejor salud física y aptitud de aprendizaje . Así que ya sabes, a la hora de trabajar, mejor de pie que sentado. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
Fuente | TAMU