No es la primera vez que hablamos de fobias en este blog, y en su día pudimos constatar que hay fobias de todos los tipos y colores, y algunas de ellas muy peculiares. Hoy nos centraremos en una de ellas, la fobia social.
Para entrar un poco en materia, recordemos que los seres humanos somos animales sociales, es decir, nos necesitamos unos a otros y necesitamos de la existencia de una sociedad de apoyo mutuo, porque eso viene en los genes, que nos pueda gustar más o menos el tipo de sociedad en el que vivimos ya es un asunto diferente.
Pero, aún así, parece ser que hay mucha gente que sufre la llamada fobia social, un tipo de fobia caracterizado por sufrir pánico descontrolado y sin razón aparente hacia la gente por parte del individuo que la padece. Es en si una timidez exagerada hacia la gente en general, ya sean multitudes, grupos numerosos o no tan numerosos, o incluso a personas individualmente. La persona que sufre esta fobia entra en un ataque de ansiedad debido a esta enfermedad cuando se encuentra delante de alguna persona (no es necesario que sea un grupo numeroso, como pasa en el miedo escénico).
Además, este tipo de fobia agudiza el miedo a determinadas situaciones sociales, donde la persona se siente nerviosa y retraída. Como ejemplo más conocido esta el temor a hablar en público (yo por ejemplo me suelo poner nervioso y hablar muy rápido), hablar con desconocidos o incluso, en un caso extremo, simplemente por salir a la calle cuando hay mucha gente. La fobia social anula todo tipo de habilidad de interacción con las demás personas.
Realmente es un problema para la vida cotidiana, ya que limita mucho las interacciones, y hace muy complicado el día a día. Imaginad todas las cosas que hacéis cada día donde se requiere relacionarse con otra persona, como ir a comprar, ir a clase o ir a tomar un café con algún amigo, ¡no podríais! Este tipo de fobia afecta incluso para hablar por teléfono con otro ser humano, y deja al individuo en una situación muy “asocial”, valga la redundancia, ya que son personas a las que les cuesta mucho hacer amigos, muy solitarios.
Este trastorno se suele adquirir en la etapa adolescente, y es necesario recurrir a un especialista en el momento que se detecta, ya que el tratamiento es de tipo cognitivo-conductual, es decir, modificación de la conducta con tratamientos para la ansiedad y ayudas para desarrollar las habilidades sociales y de conversación.
Vía: Psicología y Autoayuda.