Hace tiempo que se conoce el papel de la hormona oxitocina en el amor; de hecho, cariñosamente se le denomina como la “hormona del amor”. Sin embargo, lo que se desconocía hasta ahora era el lugar donde esta hormona actuaba en el cerebro.
En Medciencia hemos hablado en numerosas ocasiones sobre esta hormona. Recientemente escribimos un artículo sobre un posible tratamiento del autismo utilizando la “hormona del amor”, o sobre las reacciones violentas que puede causar la oxitocina. En esta entrada vamos a detallar dónde actúa esta hormona.
Cuesta creer que algo tan presente en la sociedad como el amor todavía nos siga ocultando parte de sus secretos. Cada vez se conocen mejor las bases fisiológicas por las que caemos rendidos ante una persona, pero aún hay cuestiones que tienen que dilucidarse.
Con este propósito un equipo de investigadores de Nueva York ha publicado un estudio en Journal Cell sobre la región cerebral en la que actúa la oxitocina. Este estudio se ha llevado a cabo en ratones y ha demostrado que cuando se inhibía una región concreta del cerebro, los ratones perdían la líbido.
La oxitocina actúa en la corteza prefrontal del cerebro
En esta región del cerebro, en la corteza prefrontal, que se localiza en la parte más anterior del órgano, se encuentra un grupo de neuronas donde actúa la hormona oxitocina. Fue fácilmente detectable en los ratones ya que cuando impidieron que la oxitocina actuara en esta zona del cerebro, los ratones no mostraron ningún signo de atracción sexual.
Cabe destacar que esta región del cerebro también interviene en otras funciones muy importantes. Además de confeccionar nuestra personalidad y nuestro comportamiento social, tiene un papel crucial en el aprendizaje.
En definitiva, esta región del cerebro confecciona muchos aspectos de nuestra personalidad. El amor es un claro ejemplo de ello, pues es una fuente inagotable de emociones intensas.
Conclusión
Lo que este descubrimiento viene a decirnos una vez más es que cada uno de nuestros actos y pensamientos son controlados por el cerebro y que tienen una explicación eminentemente científica. Nuestras neuronas y la manera en que se conectan confeccionan lo que somos.
Parece una obviedad lo que acabo de decir, sobre todo para los que seáis avezados en estos temas, pero lo recalco porque a día de hoy hay una gran cantidad de gente que piensa que nuestros actos y nuestras emociones no tienen una explicación científica, lo cual se trata de una conclusión que fácilmente la podemos encontrar en las doctrinas religiosas.
Es solo cuestión de tiempo que descubramos los demás secretos que guarda nuestro cerebro.
Fuente: Cell