Análisis detallados han confirmado lo que los científicos más esperaban: algunas de las piedras de las que el Curiosity ha detectado estos últimos meses forman parte del cauce de un antiguo río.
Para poder llevar a cabo el estudio, el Curiosity ha examinado tres conglomerados de rocas: el primero, “Goulburn”, está situado justo al lado del lugar en el que aterrizó el rover en Marte, mientras que los dos restantes (“Link” y “Hottah”) están a 50 y 100 metros al sudeste de allí. En ellos se ha encontrado las que son las primeras rocas marcianas que contienen piedras similares a las que encontramos en los ríos terrestres. Además, las formas y los tamaños de estas han permitido incluso calcular la velocidad que llevaba el río cuando fluía por el cauce y la profundidad que tenía el río. Como explica Rebeca Williams, investigadora principal del estudio:
Después de estudiar la distribución de tamaños y la redondez de los guijarros y la arena que forman los conglomerados, hemos podido determinar un rango de los posibles valores y profundidad del río. Como mínimo, el líquido fluía a un metro por segundo, y su profundidad pudo variar entre la suficiente como para cubrir el tobillo o para hacer lo propio con la cadera.
Estas piedras son sorprendentemente parecidas a las que podemos encontrar en la Tierra. Puede que alguna vez, cerca de un río, hayas visto un canto rodado, uniforme y redondeado, y hayas intentado hacerlo pasar al otro lado saltando por encima del agua. Y encontrar algo que nos es tan familiar en otro planeta es algo verdaderamente emocionante y gratificante.
Por otra parte, otra de las pruebas nos las proporciona el hecho de que las piedras más grandes no están distribuidas uniformemente en los conglomerados. En Hottah, los investigadores han detectado que se alternan capas abundantes en guijarros y capas de arena, algo también es muy común en cauces en la tierra. Además, muchas de las piedras están amontonadas, lo que indica que fueron arrastradas.
Es posible que os estéis preguntando: “Si hubo un río en Marte, ¿por qué ya no queda nada de agua?”. Ahora mismo, la atmósfera de Marte es demasiado fina como para mantener un flujo de agua constante, pero aun así el planeta contiene grandes cantidades de hielo. Esto y otras muchas pruebas parecen indicar que en el pasado en nuestro rojo vecino había diversos ecosistemas que sí contenían agua líquida, entre ellos tal vez el río encontrado por el Curiosity. No obstante, ninguna de las piedras examinadas ha permitido determinar eso con exactitud. Habrá que esperar a futuras investigaciones que seguro traerán muy, muy buenas noticias.
Fuente: NASA