Enfermedades emergentes, reemergentes y otras curiosidades (IV): El SIDA.

Se ha hablado largo y tendido sobre el famoso Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida desde que empezó a causar estragos allá por los años 80’, pero no podía pasarlo por alto en esta serie de artículos sobre enfermedades importantes de nuestra época.

El SIDA/VIH/HIV pertenece a la familia Retroviridae, compuesta por el conjunto de agentes patógenos llamados Retrovirus. En este caso, el VIH recibe el nombre de Lentivirus. Su peculiaridad es que posee unos enzimas especiales llamados retrotranscriptasas, que hacen que su división y multiplicación sea diferente a los demás virus y, por tanto, ha sido más complicado encontrar un tratamiento.

Este virus ataca a las células inmunes, como las células dendríticas y microglía del sistema nervioso, o los macrófagos. Y, sobretodo, su gran daño se produce al infectar a los linfocitos T, responsables de la correcta reacción inmune contra un ataque externo. El virus se acopla a sus receptores para atacarlos (los receptores CD4)

Por otra parte, cabe destacar la existencia de los llamados correceptores (CCR5 y CXCR4). Se ha demostrado que los individuos que poseen menor cantidad de estos correceptores, tienen más dificultad para infectarse.

El mecanismo de infección es conocido por casi todos, y es por sangre o relaciones sexuales, incluidos semen y secreciones vaginales (ni saliva, ni estornudos ni otros bulos que podáis escuchar).

La enfermedad tiene varias fases:

En la primera fase el paciente sufre síntomas similares a la gripe, con fiebre, malestar… se encontraran proteínas típicas del virus en sangre, pero la cantidad de virus en sangre bajara rápidamente (estarán dentro de las células, infectando). Llamaremos a este individuo “seropositivo” y puede estar infectado durante muchos años sin dar ningún tipo de síntoma (virus en latencia).

En la segunda fase el paciente sufre síntomas similares a una mononucleosis o enfermedad del beso. Hay malestar, inflamación de los ganglios y un aumento de linfocitos B en sangre.

La tercera y última fase es ya la de inmunodeficiencia, donde el paciente infectado puede, además, infectarse por otras enfermedades oportunistas causadas por parásitos (toxoplasmosi), hongos (pneumocistosi), virus (herpes, citomegalovirus), bacterias (tuberculosis)… E incluso pueden desarrollarse tumores, como el Sarcoma de Kaposi, o linfomas.

En los últimos años se ha investigado mucho esta enfermedad y existe un tratamiento antiviral muy efectivo que, en resumidas cuentas, disminuye la cantidad de virus en sangre evitando así las sobreinfecciones, que son realmente las que matan al paciente.

Lo más importante, aunque exista tratamiento, es la prevención, ya que aunque exista tratamiento, este es de por vida. No existe aún ninguna vacuna efectiva.

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