En más de una ocasión nos habremos preguntado por qué nos gusta un estilo musical más que otro, por qué algunos nos parezcan de mal gusto, o simplemente por qué el gusto musical de las personas de nuestro alrededor difiere del nuestro. Los investigadores del Sweden’s KTH Toyal Institute of Technology han intentado resolver estás dudas reduciendo nuestra percepción musical a 9 elementos básicos, a los que ellos denominan características perceptivas.
Para ello se recurre a los modelos de recuperación de información musical (RIM), que son la combinación resultante del procesamiento de señales de audio con el análisis de los elementos musicales, que generalmente se suelen extraer de las teorías de la música y su percepción, como la potencia del ritmo, la regularidad rítmica o la métrica, todo ello respaldado por el análisis detallado de los géneros musicales y las emociones que suelen transmitir.
¿Qué música escuchamos?
De partida debemos de tener en cuenta que existen unas limitaciones, debido a que nuestro origen, cultura e ideología influye en gran medida a la hora de encajarnos en un estilo musical, y más aun las experiencias, pues como hemos hablado antes, muchos estilos transmiten determinadas emociones, haciendo que recurramos a ellos en el momento en el que nos sintamos tristes, motivados o eufóricos.
Además, el RIM se encuentra ante un problema, y es que no todos escuchamos un estilo musical por una razón de peso; hay personas que escuchan un estilo porque su entendimiento musical está más afinado, y hay otras que lo escuchan casi por inercia. Así qué no resulta tan sencillo formular una base sobre estás preferencias, ¿verdad?
Con el fin de encontrar la clave de la percepción musical y el gusto, el equipo de investigadores dirigió un experimento en el que un grupo de 20 personas escucharon 100 tonos y 110 fragmentos de música de cine y luego se les indicó de calificar lo que habían escuchando en referencia a las 9 características perceptivas:
- Velocidad — lenta o rápida.
- Claridad del ritmo — pulso firme o fluido.
- Complejidad del ritmo — patrones simples o complejos.
- Articulación — la duración de los tonos.
- Dinámica — graduaciones en la intensidad del sonido.
- Modalidad — el orden las notas musicales.
- Tono general — altura total de la música, es decir alta o baja.
- Serie armónica — la progresión de los tonos.
- Brillo — oscuridad o claridad de la música.
El resultado fue una mezcla de valoraciones en la que se observaban ciertas calificaciones en común, lo que confirmó a los investigadores la efectividad de este método. Anders Friberg, uno de los autores, comenta:
“Para que os hagáis una idea, si tomásemos 20 voluntarios más, el resultado sería el mismo; podríamos encasillar el estilo musical de este grupo de personas atendiendo a sus respuestas en nuestro test de las 9 características perceptivas”
En definitiva, aunque los resultados del estudio no sean muy conclusos, podrían significar el comienzo de la elaboración de una herramienta que permita analizar los gustos musicales de la sociedad en cada momento facilitando a la industria musical acercar el producto acertado para un público cada vez más exigente.
Fuente | KTH