¿Es bueno tomar el sol? (y II): La salud y el fotoenvejecimiento

En la anterior entrada os conté a raíz de que viene la moda de tomar el sol, teniendo en cuenta que hace un par de siglos la piel pálida simbolizaba riqueza, pero el bronceado más bien era símbolo de trabajador y pobre. Hoy os contaré en qué consiste el fotoenvejecimiento y los problemas de salud que puede conllevar el exceso de sol.

Para resumir, como nos dice el Dr. Pedro Redondo, dermatólogo de la Clínica Universitaria de Navarra, el fotoenvejecimiento es la degeneración de la piel a causa de la luz solar, aunque no está claro que rayos del espectro de luz son los culpables (luz ultravioleta A o UVA, B o UVB, luz visible…). Sus consecuencias son la pérdida de elasticidad e hidratación de la piel, la aparición de arrugas o manchas, e incluso llegar al cáncer de piel.

Como ya os contaba en el artículo de historia y moda sobre tomar el sol, en los últimos años vemos como impera la cultura por la imagen, pero también han aumentado las peticiones para tratamientos contra el envejecimiento de la piel. Todo tiene sus consecuencias cuando hay excesos en algún sentido. La parte mala, según nos cuenta el Dr. Redondo, es que el problema es independiente de la edad, ya que la gente joven tiende también a exceder las horas de sol, que acaban con una atrofia de la piel (disminuye su grosor) y, por tanto, disminuye su efecto protector en nuestro organismo. También destaca el peligro de los rayos UVA:

“En ningún momento aconsejamos los rayos artificiales como tratamiento cosmético. Además de los efectos secundarios a largo plazo, suele existir un problema con la calibración. Son tubos fluorescentes que, tras múltiples horas de uso, tienen menos potencia de la que se dice que emiten, por lo que ajustar la dosis real es difícil y nunca se sabe qué dosis se está administrando”.

La prevención, como siempre, es la parte más importante de este proceso. Saber usar bien las cremas protectoras (y recalco protectoras, no bronceadoras como hacen muchos individuos que luego acaban con un color rojo langosta brutal…) son muy importantes para evitar que nuestra piel sufra y acabe atrofiándose. Lo que si nos deja claro este dermatólogo es que las cremas sirven para prevenir de los efectos secundarios de el sol, no es un llamamiento para excederse más en el tiempo que estemos tomando el sol. También destaca que solo 10 minutos sin protección pueden equivaler perfectamente a 2 horas protegidos. En definitiva, las cremas se usan como prevención, no para alargar el tiempo de exposición solar.

Por otra parte, ¿qué tipos de tratamientos podemos encontrar contra el fotoenvejecimiento? Hoy en día existen 4 tipos: las cremas con retinoides (derivados de la vitamina A) o los productos de vitamina C, los peelings químicos, el resufacing con CO2 y la dermoabrasión.

Las cremas ya sabréis como van, es simplemente extenderse la crema por toda las las zonas expuestas en forma de capa protectora. Luego están los peelings químicos, los más fuertes según el Dr. Redondo, que consisten en la aplicación de ácidos sobre la piel. Es una técnica empleada para acabar con las cicatrices del acné. El resurfacing con CO2, o más conocido como “láser”, que destruye las capas de la epidermis (capa superficial de la piel) y estimula la dermis para fabricar nuevas capas de piel (es una buena técnica contra las arrugas). Y, por último, esta la dermoabrasión, que consiste en borrar las lesiones de la piel mediante un “lijado”, donde se desprenden las zonas superficiales y la piel se regenera. Con este último método hay que tener cuidado con las infecciones o malas cicatrizaciones, y se suele aplicar con cicatrices de acné, cicatrices quirúrgicas o en quemaduras.

Y esto ha sido todo en cuanto al sol, así que ya sabéis, mucho cuidado con los excesos ¡y recordad la importancia de la prevención con cremas solares!

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