¿Es posible vivir sin la mitad del cerebro?

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El cerebro es un órgano increíble. A día de hoy su complejidad sobrepasa con creces nuestro entendimiento, pues parece que en algunas ocasiones hace magia delante de nuestras propias narices. Veamos varios ejemplos para ilustrar este curioso hecho.

La mujer sin cerebelo

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Al principio de este año, se descubrió el caso de una mujer que le faltaba completamente el cerebelo. El cerebelo cumple un papel fundamental a la hora de coordinar nuestros movimientos. De manera increíble, esta mujer consiguió llevar una vida totalmente normal: se graduó en el colegio, se casó y tuvo un hijo sano; sin embargo, cabe destacar que sus movimientos a veces son torpes, aunque lo sorprendente es que su movilidad corporal se encuentra íntegra.

El hombre con una lombriz en su cerebro

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Un hombre acude a consulta por dolor de cabeza y porque capta olores raros. Cuando le realizan los estudios oportunos, ¿qué encuentran? Una lombriz…, una lombriz que había estado agujereando su cerebro durante 4 años (!). La cara de asco cuando descubrió esta sorpresa seguro que estaba garantizada.

La pregunta es: ¿cómo es posible que el gusano haya estado viviendo tan plácidamente en el cerebro de este hombre y que los únicos problemas que le produjo hayan sido realmente irrisorios?

Los pacientes que viven sin la mitad del cerebro

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Existe una operación en neurocirugía que se denomina hemisferectomía, que consiste en la extracción de una de las mitades del cerebro (un hemisferio cerebral). Como es lógico, esta operación únicamente se realiza en casos extremos, siempre y cuando no se pueda controlar la enfermedad de base mediante otras opciones.

Todos los pacientes que se someten a una hemisferectomía sufren algún nivel de parálisis en el lado opuesto del cuerpo y otros trastornos asociados que pueden tener mayor o menor gravedad. Esa parálisis tan característica se debe a que cada mitad del cerebro controla la gran mayoría de los movimientos de la mitad contraria de nuestro cuerpo.

No obstante, existe un caso de un paciente sometido a esta operación que no tuvo inconvenientes en terminar la universidad y puntuar por encima del promedio en las pruebas de inteligencia sin ninguna alteración importante en la función cognitiva. Por tanto, a la pregunta de si es posible vivir sin la mitad del cerebro, la respuesta es un rotundo sí.

En general, si se llega al extremo de realizar la hemisferectomía, los pacientes ideales para ello son los niños pequeños. ¿Por qué? ¡Ah!, aquí radica en parte la respuesta que nos permite entender cómo es posible que el cerebro pueda ejercer una función casi normal a pesar de que una gran parte de su estructura se dañe repentinamente.

El cerebro tiene una gran plasticidad

La plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro para adaptarse a los nuevos cambios. Esta fantástica habilidad del cerebro es mayor cuanto menor sea la edad. Esto explica por qué las secuelas que dejan algunas lesiones cerebrales en los niños suelen ser menores que las que se producen en la edad adulta. Es evidente que se trata de un mecanismo de supervivencia asombroso.

Por otra parte, las distintas áreas que conforman nuestro cerebro no tienen una única función; es decir, la relación “un área cerebral, una función determinada” es falsa, pues en la realidad una función puede ser ejecutada por múltiples zonas de nuestro cerebro. Este concepto puede resultar bastante anti-intuitivo, y es normal que nos lo parezca, porque en nuestra vida cotidiana si se rompe una parte de un objeto cualquiera, la función que ejercía se pierde totalmente.

El cerebro no sigue estas directrices, ya que al lesionarse una zona cerebral, otra área puede asumir la función que se ha perdido. Sin duda, se trata de una capacidad brillante por parte de nuestro cerebro para hacer frente a cualquier tipo de adversidad que se presente.

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