El tabaco sigue siendo una de las mayores preocupaciones de la medicina actual. No solo por los diversos problemas respiratorios que provoca (a parte del mal aliento), sino también por el terrible cáncer de pulmón que puede llegar a producir, y el gran gasto sanitario que llega a inducir el tratamiento de los pacientes fumadores. Poco a poco parece que nos vamos dando cuenta del peligro que conlleva su consumo (y lo caro que se está volviendo el vicio, al menos en España), y se tiende a echar mano de soluciones alternativas para dejarlo poco a poco, como los cigarrillos electrónicos. Pero, ¿es una buena solución? ¿Son seguros? Para la OMS parece que la respuesta es NO.
El problema radica en el poco control que existe actualmente sobre este tipo de producto, pues no hay un organismo regulador específico para este tipo de sustancia que pueda comprobar tanto su efectividad como su calidad y seguridad. Por ello, la OMS recomienda (al menos, de momento) que los consumidores no lo usen hasta que se pruebe científicamente su utilidad.
Por otro lado, no se sabe a ciencia cierta la cantidad de nicotina que contienen este tipo de cigarrillos, pues varia mucho entre las diferentes marcas. Podemos hablar de entre 6 y 24 mg de nicotina en algunos cigarrillo hasta más de 100 mg en otros, eso sin tener en cuenta algunos productos que también incluyen. Entre estos productos podemos citar el glicol de propileno, una sustancia irritante cuando es inhalada.
“No hay manera de que los consumidores sepan como les afecta realmente lo que están inhalando por el producto que han comprado. Se sospecha que la dosis administrada varía notablemente según el producto, los cuales contienen nicotina en diversas cantidades y concentraciones”
“La afirmación de los beneficios implícitos para la salud asociados son infundadas o pueden basarse en informaciones inexactas o engañosas”
Por otro lado, existen estudios como el recientemente publicado en PLoS ONE, donde se afirma que 1 de cada 10 fumadores consigue dejar el tabaco gracias a este tipo de productos, al menos en un año, que fue el tiempo durante el cual se llevo a cabo el estudio gracias a los investigadores de la Universidad de Catania, en Italia.
Dicho estudio contó con la colaboración de 300 fumadores sin intención de abandonar el tabaco, solo tenían curiosidad por el cigarrillo electrónico. Así pues se les dividió en tres grupos: un grupo usaba cigarrillos con 7,2 mg de nicotina, el segundo grupo usaba cigarrillos con 5,4 mg de nicotina, y un último grupo utilizó cigarrillos sin nicotina.
Según los resultados, el 13% de los participantes que habían usado las dosis más altas de nicotina dejó de fumar, hasta un 9% de los del grupo intermedio lo dejaron, y solo el 4% de los que usaron cigarrillos sin nicotina consiguieron dejar el hábito. La parte mala es que no hubo grupo control como tal (sin usar cigarrillos electrónicos ni otros métodos sustitutivos), por lo que no se sabe cuántos serían capaces de dejarlo por simple voluntad, aunque los investigadores calculan que sería alrededor de un 2%.
De todas formas, sería igualmente necesario la creación de un organismo regulador de este tipo de sustancias, además de muchos más estudios que demuestren la seguridad del producto y su eficacia (no vendría mal un grupo control, por ejemplo). De momento la recomendación de la OMS es no usar este método, veremos que sucede en los próximos años.
Vía | El Mundo.
Imagen | Steamlife.