Fin de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático « Medciencia

Finalizó en Doha, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Se llegaba a esta cita con muchas expectativas de cambio, con muchas ganas de enderezar el rumbo que la humanidad ha tomado en lo que respecta a emisiones de gases de efecto invernadero, con miras a reducir al mínimo los efectos que el cambio climático, está teniendo y tendrá en sucesivas generaciones. El problema es que en estas reuniones ha ocurrido como dice el refranero español: “mucho ruido y pocas nueces”. Muchas buenas intenciones, pero nada concreto.

¿Cuál era la situación y hacía dónde vamos?

Remontándonos en el tiempo, como si estuviéramos en la película Regreso al futuro (pasado en el caso que nos compete), a bordo del DeLorean, siendo Martin McFly el piloto del coche y nosotros los copilotos, llegamos al año 1997.

En ese año, se firma el Protocolo de Kioto, con el que se trataba de controlar las emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo era una reducción de este tipo de gases, de al menos el 5% con respecto a los niveles de 1990. El compromiso se tenía que alcanzar en el período de 2008 a final del 2012. Viéndolo con perspectiva, el año 2012 quedaba bastante lejano, el problema, vamos a finalizar el año en breve, y todas las partes distan mucho de cumplir lo pactado.

Según la fecha final del Protocolo de Kioto, la primera fase expira el día 31 de este mes, y aunque la segunda fase se extenderá hasta el año 2020, hay mucho escepticismo, ya que en esta segunda etapa, sólo se cubrirá el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero (representado por la Unión Europea y otros 10 países desarrollados).

Hay otros países, como Canadá, Japón, Nueva Zelanda y Rusia, que dijeron que no entrarían en la segunda fase de Kioto. Además está el hecho de que Estados Unidos, nunca se ha unido a Kioto, en parte porque China no está incluida, así como también por el hecho de que tampoco lo están países en desarrollo que están experimentando un rápido crecimiento.

¿Qué opinan los países pobres y los países emergentes?

Los primeros fueron a Doha, demandando una agenda de cómo los países ricos, iban a aumentan la ayuda para luchar contra el aumento de temperaturas que está aumentando el nivel de los océanos; ya que hace 3 años los países ricos prometieron una ayuda de 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020.

Se han encontrado con un problema, las naciones ricas (incluyendo a Estados Unidos, miembros de la Unión Europea y Japón) divagan sobre cuándo y cómo se van a dar esas ayudas, ya que están combatiendo los efectos de la crisis financiera y no estaban muy por la labor de concretar nada en Doha. No mencionaron objetivos financieros, sino que se hizo una promesa general de identificar rutas de cómo movilizar cada vez más dinero para la ayuda contra el cambio  climático.

La prensa que cubrió el evento puede tener su punto de vista en lo que respecta a acuerdos concretos alcanzados, pero Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional informa que si hacemos un juicio basado en lo que hemos visto en estas negociaciones, no hay ningún motivo para ser optimistas.

Muchos países rechazan los acuerdos llegados, al considerarlos insuficientes para luchar contra el aumento de temperaturas que está aumentando el nivel de los océanos. Hay naciones insulares del Pacífico que ven el cambio climático como una amenaza para su existencia, y según palabras de Kieren Keke, primer ministro de Nauru (que dirige una alianza de los pequeños países insulares del Pacífico): “el punto al que se ha llegado, no es a dónde queríamos llegar, a la conclusión de las reuniones”.

Increíble pero cierto

Los países ricos, dirigidos por los Estados Unidos (país que se ha negado a ratificar los compromisos de Kioto), insisten en imponer deberes a las naciones pobres que están siendo muy contaminantes, ya que están quemando carbón para desarrollar sus economías. Es decir, que no sólo ellos no quieren cumplir, si no que quieren ordenar a otros lo que tienen que hacer para cumplir.

Otro aspecto importante, es que países como Rusia, Bielorrusia y Polonia, con derechos de emisión sobrantes del primer período de compromiso del Protocolo de Kioto, exigen canjear por créditos. Europa, Australia y Japón, sin embargo, dijeron que no estaban dispuestos a comprar. Es importante mencionar aquí, que el comercio de los derechos de emisión se basan en que un país que emita una menor cantidad de gases de efecto invernadero (del límite pactado) puede vender sus emisiones a otros países que quieran emitir más. Esto, en otras palabras, es justificar monetariamente un daño ambiental.

¿Llegaron a algo en claro?

Sí hay cosas claras, una es que va a haber una prórroga hasta el año 2020, realmente, viendo el pasado reciente de acuerdos no alcanzados y las opiniones que se desprenden de asistentes a la conferencia en Doha, no tiene pinta de que vaya a cambiar mucho la situación.

Otro punto es que el egoísmo nacional que impera en determinados países va a impedir que se lleguen a acuerdos globales comunes para luchar contra el cambio climático.

Otra cosa clara, es que si no se actúa rápido, muchos países (situados en el océano Pacífico) van a desaparecer de la geografía planetaria, al aumentar el nivel del mar.

Por último, términos como derechos de emisión sobrantes, tendrían que ser eliminados de la segunda fase del Protocolo de Kioto. Eso demuestra a las claras, que el compromiso ambiental es cero.

Fuente: AFP

Imagen: EFE Verde

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