El entrenamiento en habilidades sociales es una técnica incluida o añadida a muchos tratamientos como por ejemplo el de la fobia social, la esquizofrenia, en ocasiones en la depresión, etc. Pero se pueden utilizar las técnicas de entrenamiento por si solas si el principal problema de la persona deriva exclusivamente de una falta de habilidades sociales. El entrenamiento consta de diferentes fases que van desde la más simple y básica hasta las más complejas y complicadas conformando unos seis bloques. Por lo general cuando nos hablan de habilidades sociales se nos ocurren un par de cosas pero la realidad es que las habilidades son mucho más complejas de lo que pensamos y abarcan muchas más áreas, además es sorprendente que al final de la adolescencia casi todas ellas se hayan adquirido (o deberían) sin darnos ni cuenta.
I- Las primeras habilidades sociales:
- Escuchar.
- Iniciar una conversación.
- Mantener una conversación.
- Formular una pregunta.
- Dar las gracias.
- Presentarse.
- Presentar a otras personas.
- Hacer un cumplido.
II- Habilidades sociales avanzadas:
- Pedir ayuda.
- Participar.
- Dar instrucciones.
- Seguir instrucciones.
- Disculparse.
- Convencer a los demás.
III- Habilidades relacionadas con los sentimientos:
- Conocer los propios sentimientos.
- Expresar los sentimientos.
- Comprender los sentimientos de los demás.
- Enfrentarse al enfado de otros.
- Expresar afecto.
- Resolver el miedo.
- Autorrecompensarse.
IV- Habilidades alternativas a la agresión:
- Pedir permiso.
- Compartir algo.
- Ayudar a los demás.
- Negociar.
- Emplear el autocontrol.
- Defender los propios derechos.
- Responder a las bromas.
- Evitar los problemas con los demás.
- No entrar en peleas.
V- Habilidades para hacer frente al estrés:
- Formular una queja.
- Responder a una queja.
- Demostrar deportividad después del juego.
- Resolver la vergüenza.
- Arreglárselas cuando le dejan de lado.
- Defender a un amigo.
- Responder a la persuasión.
- Responder al fracaso.
- Enfrentarse a los mensajes contradictorios.
- Responder a una acusación.
- Prepararse para una conversación difícil.
- Hacer frente a las presiones de grupo.
VI- Habilidades de planificación:
- Tomar la iniciativa.
- Discernir sobre la causa de un problema.
- Establecer un objetivo.
- Recoger información. Conocer las propias habilidades.
- Resolver los problemas según su importancia.
- Tomar una decisión.
- Centrarse en una tarea.
Todo esto se llevará a cabo fomentando la asertividad y la empatía, promoviendo un cambio interno en la persona que perdurará más allá de la finalización del entrenamiento.
Realmente uno puede auto-entrenarse en estas técnicas, todo consiste en identificar que habilidades de la lista uno no posee (o no correctamente) y desarrollar un plan de práctica sobre una búsqueda de información previa. Buscamos cual es el comportamiento adecuado en cada situación, lo estudiamos (podemos ver a otros haciéndolo, o con videos en internet) y luego intentamos reproducirlo nosotros mismos. Con cada ensayo la conducta se nos dará mejor y se convertirá en un hábito más. Debemos aprender a programar estas exposiciones (estos ensayos) de manera que sean frecuentes y que vayan aumentando de intensidad (dificultad). Así mismo debemos llevar un registro de cada ensayo, cómo se había programado, en qué situación y cómo ha sido nuestra actuación. Así podemos anotar propuestas de mejora para la próxima vez y llevar un seguimiento de nuestra evolución. No se deben intentar técnicas avanzadas sin haber dominado previamente las simples.
Una técnica muy útil es la de grabarnos. Muchas veces tenemos hábitos o gestos de los que no nos percatamos pero que pueden estar enviando un mensaje contradictorio al resto de personas. Grabarnos en video o en audio (siempre con el consentimiento previo de TODAS las personas involucradas, aquí podemos tirar de amistades mejor) puede ayudarnos a evaluar posteriormente nuestra actuación.
También podemos practicar con un role-playing (juego de roles) o “como si”, hacer como si estuviéramos en una tienda, en una cena, etc… Actuando como actores, algún amigo puede ayudarnos. Así practicamos primero antes de hacerlo en situaciones reales.
En consulta se sigue una estrategia similar aunque con el apoyo de un profesional que puede ayudarnos mucho más con problemas de ansiedad, autoestima, miedos u otros síntomas relacionados con la interacción social y que además seguramente incluirá alguna técnica de reestructuración cognitiva. Si tenemos un problema grave es mucho mejor acudir a un profesional, si en cambio creemos que son fallos puntuales podemos intentar solventarlos nosotros primero y si no nos resulta efectivo saber que disponemos de una ayuda a la que acudir. Está claro que puede ser más difícil evaluarse a uno mismo o darse consejos. En algunas terapias se utilizan técnicas de entrenamiento grupales, sesiones en grupo que son muy beneficiosas pues representan en si mismas un tipo de interacción social que potenciará varias de las habilidades de la lista ya de forma implícita.
Una de las áreas que se trabaja mucho en el entrenamiento es la comunicación no verbal: el tono de voz, la postura corporal, los gestos, las miradas… Porque son muy inconscientes y por ello es tan difícil cambiarlas, porque no nos damos cuenta. Pero sin embargo la comunicación no verbal se ha demostrado que lleva la mayor carga de información en una interacción social. No es lo mismo que nos digan “tonta” sonriendo y con tono suave (podemos percibirlo como cariñoso), a que nos digan “tonta” con cara de desprecio y voz seca y tajante (probablemente nos estén insultando), y sin embargo la palabra es la misma. Un buen orador debe tener buena presencia y buen lenguaje no verbal.
En esta página podemos encontrar un pequeño ejemplo de algunos ejercicios de práctica.
Y aquí tenéis un enlace a un PDF que os permite ir evaluando vuestras habilidades en las diferentes áreas (mediante una serie de preguntas) y representarlas en un gráfico.
Fuente: Pdf, Entrenamiento.
Imagen: Flickr.