Hasta ahora no había forma de predecir si iba a formarse un recuerdo del miedo tras una experiencia aterradora, pero según investigadores de la University of Amsterdam, durante dicha experiencia, cambios particulares en los patrones de actividad cerebral pueden predecir si se formará un recuerdo del miedo a largo plazo.
Lo que no les quedó muy claro a los investigadores fue si la información que quedaba guardada en el cerebro a largo plazo se formaba en ese instante o tras el evento aterrador.
Para realizar el estudio Renee Visser y sus compañeros de equipo obtuvieron imágenes de resonancia magnética nuclear mientras los participantes observaban imágenes de casas y caras neutrales, algunas de las cuáles se seguían de una pequeña descarga eléctrica (momentáneamente dolorosa, pero no lo suficiente para a una persona o causar ningún daño a largo plazo).
Cuando las imágenes iban asociadas a esas pequeñas descargas eléctricas, los investigadores creían que los individuos se verían forzados a crear recuerdos del miedo. Los individuos mostraron reacciones de miedo que fueron medidas por los investigadores a pesar de que se evidenciaban sólo con el incremento en la dilatación de las pupilas.
Semanas después, los participantes volvieron al laboratorio y se les mostraron las mismas imágenes volviéndose a medir la actividad cerebral y la dilatación pupilar
De los datos recogidos por las imágenes de resonancia magnética cerebral, se vio que cuando cualquiera de las imágenes se vinculaba a una respuesta eléctrica, había un aumento en la similitud de los patrones neuronales. Este patrón específico no se desarrollaba cuando las imágenes no se vinculaban a una respuesta al miedo.
Los resultados del estudio pueden conducir a un mayor conocimiento de cómo se forman los recuerdos emocionales. Incluso puede ser posible llevar a cabo una investigación experimental de cómo un recuerdo aterrador se fortalece, debilita o incluso se borra, sin tener que esperar hasta que la memoria se exprese.
Fuentes: Psych Central / Nature Neuroscience