Para empezar, es conveniente destacar que hablar del “todo” que representa la atracción es algo verdaderamente complicado, y la cosa es peor aún si recapitulamos entre todos los nuevos estudios que hemos ido comentando. Por un lado, nuestro cerebro parecía saber diferenciar lujuria o amor, pero por lo visto a veces para el cerebro lujuria y amor son lo mismo. Por otro lado, también entran en juego un gran y complejo grupo de mensajeros químicos, pues la química sexual existe de verdad, no es ningún mito. ¡Ah! E incluso podemos hablar sobre el baile, pues ahora sabemos qué pasos de baile atraen más a las mujeres.
Pero a parte de todo este complicado conjunto de factores, aún faltaba alguien más en el juego de la atracción: El subconsciente.
La influencia de la mente subsconsciente en la atracción sexual
Si un hombre ve a una mujer desnuda, ¿hacía donde mira primero? ¿y por qué lo hace? Por otra parte, ¿por qué las mujeres tienden a tocarse el pelo cuando les atrae un hombre que tienen en frente? Todas estas preguntas parecen estar en el subconsciente, un lugar profundo de nuestro cerebro, según un nuevo estudio del Journal of Neuropsychology.
En la investigación, se pidió a un grupo de voluntarios juzgar qué edad tenían una serie de mujeres guapas, momento en el cual sus centros del placer cerebral se activaron. Sin embargo, cuando se les preguntó por la belleza de dichas mujeres, a modo de puntuación, sus centros del placer se estimularon con menor intensidad. Es decir, por lo visto, si juzgamos la belleza de manera consciente no recibimos tanto placer cerebral como cuando lo hacemos de manera inconsciente, sin que nos hagan fijarnos a propósito. Es curioso como poco, ¿verdad?
La belleza femenina…
¿Suena superficial? Por supuesto. ¿Podemos evitarlo? Es evidente que la respuesta es NO. Los instintos son inevitables, y el inconsciente recibe su nombre por alguna razón. Además, queramos o no, existen muchos estudios publicados en prestigiosas revistas como Psychological Science, Proceedings of Science Biology y demás que han confirmado que hay ciertas características femeninas que atraen siempre: La simetría facial, la juventud, la proporción cintura-cadera, el pelo largo… Todo ello, en conjunto, da una primera impresión positiva.
… y la belleza masculina
A su vez, también existen ciertas características masculinas que llaman la atención y atraen: Un gran pecho, una mandíbula prominente y un perfil imponente. Todo ello son características que llaman de un hombre, y así lo han confirmado muchos estudios. Además, curiosamente, existen un par de estudios publicados en el Journal of Behavioral and Brain Science y el American Journal of Sociology que siguieron la trayectoria de los militares de West Point durante 50 años, revelando que aquellos que alcanzaron los máximos rangos también tenían una estrecha correlación con los rasgos faciales de dominación.
¿Solo belleza? La atracción es más compleja
No caigáis en el absurdo error de pensar que la belleza es lo único que importa. Hay algo más, siempre, ya sea en relaciones románticas, sociales o profesionales, pues la belleza y la atracción son cosas muy diferentes. La belleza solo implica deseo carnal, pero la atracción es algo mucho más dinámico y complejo. En otras palabras, la belleza sí forma parte de la atracción, pero ese “todo” que llamamos atracción necesita más factores: El olor, la postura, las expresiones, la voz… Hay mil y una influencias que todavía no podemos llegar a comprender, pero lo que sí sabemos es que el atractivo es el resultado de todas ellas, y que nuestro subconsciente las detecta en los 100 milisegundos que gastamos para formar nuestra primera impresión.
De hecho, probablemente en muchísimas ocasiones, habréis visto como un individuo “poco atractivo” (¡ERROR!, no confundamos belleza con atractivo), acaba siendo el alma de la fiesta. No es la belleza, es la confianza en sí mismo, la felicidad que emana, la voz, la postura… Gastamos fortunas en mejorar nuestro aspecto externo, pero el potencial interno ha demostrado ir mucho más allá, y por desgracia lo solemos olvidar con gran facilidad.
La autoestima, la confianza en uno mismo, o dicho más vulgarmente, “creérselo“, es lo que realmente cuenta. Pero, eso sí, este punto psicológico que acabamos percibiendo de manera inconsciente aún no se ha explicado de manera científica. Pero eso no quiere decir que no lo hayamos notado en más de una ocasión, ¿verdad?
Vía | Fox News.