Aunque siempre se ha dicho que se coge antes a un mentiroso que a un cojo, parece que el refrán por antiguo que sea no acaba de ser muy creíble puesto que la mentira y la deshonesidad siguen considerándose, desafortunadamente, parte de la condición humana.
Nos encontramos con mentiras cada día, así que también hay investigadores preocupados por este campo del comportamiento humano que nos traen experimentos como el que os cuento hoy, con hallazgos esclarecedores que nos explican por qué mentimos (o al menos a alguno le servirán de excusa).
Basandose en estudios anteriores, el psicologo Dr. Shaul Shalvi de la Universidad de Amsterdam y algunos de sus colegas sacaron la hipotesis de que, cuando alguien tiene que tomar una decisión en poco tiempo, (es decir, bajo presión temporal) que podría conllevar una recompensa ecónomica las personas serían más propensas a mentir.
También pensaron en la hipotesis de que, cuando la gente no se encuentra bajo presión temporal, no suelen mentir a no ser que exista la oportunidad de racionalizar su comportamiento, es decir, de justificarse la mentira a si mismos.
Para la realización del estudio 70 participantes adultos tuvieron que lanzar un dado 3 veces de manera que el resultado quedaba oculto a la vista del examinador. Se les pidió a los participantes que dijeran el número que había salido en la primera tirada, y se les dijo que ganaban más dinero cuánto más alto fuese ese número.
Ver los resultados de la segunda y tercera tirada proporcionaba a los participantes la oportunidad de justificarse a si mismos el hecho de informar sobre el número más alto que habían sacado, aunque no fuese en la primera tirada.
Algunos participantes hicieron la prueba “a contrarreloj”, sometidos a presión temporal y se les pidió dar su respuesta en sólo 20 segundos.
Para asegurarse de que todas las tiradas eran privadas, los investigadores realmente no pudieron ver las tiradas reales de los participantes. Pero con el fin de determinar si los participantes habían mentido acerca de los números que sacaban, Shalvi y sus colegas compararon sus respuestas con las que se podría esperar de tiradas aleatorias.
Los investigadores se dieron cuenta de que ambos grupos mentian, pero existia más probabilidad de mentir en aquellos que tenían menos tiempo para dar su respuesta.
Se hizo un segundo experimento, con un procedimiento similar excepto que se daba a los participantes información que puediese ayudarles a justificar sus mentiras. En vez de lanzar el dado 3 veces, sólo lo lanzaban 1 vez y luego informaban del resultado.
Los resultados de este seguno experimento fueron que los participantes que hacían la prueba “a contrarreloj” seguían mintiendo, mientras que los que no tenían ninguna restricción de tiempo no lo hacían.
Del conjunto de estos dos experimentos podemos sacar dos conclusiones que explicarían el comportamiento humano para con la mentira:
- Cuando existe una restricción de tiempo, la gente es más propensa a mentir.
- Cuando el tiempo no es un inconveniente, la gente sólo miente si puede justificarse a si misma por que lo hace.
Con estos resultados, no sé yo si serán muy creíbles esos interrogatorios en los que poli bueno y poli malo presionan al delincuente para sacarle una confesión… ¿No será más fácil bajo esa presión y todas esas preguntas rápidas que mienta el sospechoso? .__.
Fuentes: Psych central