La idea de que podemos separar nuestra alma de nuestro cuerpo es una de las ideas más antiguas y duraderas de la humanidad. Desde los chamanes hasta los actuales gurús pseudocientíficos siempre han existido personas que declaran ser capaces de realizar una experiencia extracorpórea o una proyección astral.
Los estudios indican que entre un 8 y un 20 por ciento de nosotros ha sufrido alguna experiencia extracorpórea en algún momento de nuestra vida, definida como tener la sensación de que nuestra consciencia abandona nuestro cuerpo. La mayoría de estos casos ocurren durante el sueño o bajo hipnosis y algunas personas afirman que les sucede mientras se relajan.
Siendo la proyección astral tan antigua, muchas personas han tratado de enriquecerse con la idea. Actualmente un hombre llamado Mark Pritchard (rebautizado con el sugerente nombre de V.M.Beelzebub) ofrece un curso online y un libro explicando cómo aprender proyección astral en ocho semanas. Opina que el plano astral es una quinta dimensión en la que suceden los sueños y que el viaje astral te permite volar, atravesar paredes, viajar largas distancias o incluso conocer a otros viajeros astrales.
Ya hemos hablado del mito, pasemos a la ciencia. ¿Qué hay de cierto en la proyección astral?
La ciencia necesita pruebas para demostrar cualquier teoría. Si nos planteamos seriamente investigar la proyección astral tal y como nos la cuentan veremos que realmente no hay ningún método científico para medir si el espíritu de una persona abandona un cuerpo o permanece en él. Ni siquiera la propia idea de la existencia del “espíritu” ha sido demostrada. De este modo la base fundamental de la proyección astral (que el espíritu abandona el cuerpo físico para darse un paseo) es rechazada desde el principio.
Existe un principio científico importante llamado Navaja de Ockham, según el cual si necesitas explicar un fenómeno y existen varias teorías posibles, la más simple (o la que tenga menos suposiciones) normalmente es la correcta. De manera coloquial se dice que “Si escuchas galopar piensa en caballos, no en unicornios”, y en este caso “Si tienes una experiencia extracorpórea mientras descansas o duermes, piensa en sueños, no en proyección astral”.
Los defensores de la proyección astral insisten en que sus viajes son reales porque son demasiado vívidos y parecidos entre ellos. Pero esto no es tan sorprendente si tenemos en cuenta que los defensores de la proyección astral normalmente buscan la experiencia. Si sufro una experiencia extracorpórea de repente, sin saber nada sobre este tema, estaré confuso e incluso acudiré a un médico. Sin embargo, si me he leído un libro con diferentes vivencias y me insiste en ciertas imágenes que debo ver durante mi proyección realmente estaré siendo manipulado para vivir esa experiencia en concreto, al igual que el resto de lectores del libro.
Una posible explicación de los viajes astrales es que realmente sean sueños lúcidos. En este tipo de sueños tenemos plena consciencia de estar soñando, pudiendo controlar deliberadamente nuestras acciones dentro del sueño e incluso manipular el contenido del mismo. Estos sueños pueden producirse de manera espontánea (especialmente en la infancia) o mediante ejercicios y prácticas. Se sabe que durante los sueños lúcidos se activan en nuestro cerebro las regiones típicas de vigilia y de sueño, estando dormidos y despiertos a la vez. Si combinamos estos sueños lucidos con una lectura extensa de “Como aprender a hacer viaje astral en ocho semanas” podremos tener una experiencia extracorpórea similar a la del libro y sentirnos satisfechos.
Existe otra explicación para las experiencias extracorpóreas que suceden estando totalmente despiertos. Una region de nuestro cerebro llamada lóbulo temporal se encarga de interpretar cada una de las informaciones externas que nos llegan a través del cuerpo y situarlas dentro de un “mapa corporal”, creando la ilusión de estar en el interior de nuestro cuerpo mirando al exterior desde los ojos. Si esta región falla o es dañada, sufrimos una alucinación en la cual nos observamos desde fuera de nuestro cuerpo, como en una proyección astral.
El año pasado se publicó un estudio en el cual hicieron pruebas a un grupo de voluntarios que habían experimentado alguna experiencia extracorpórea tratando de cuantificar el funcionamiento de su lóbulo temporal. Para ello, respondían a un cuestionario con preguntas como “¿Alguna vez has sentido la presencia de otra persona a pesar de no verla?”. En otra prueba se les presentaba un dibujo de un humano, el voluntario debía ponerse en el lugar del dibujo y responder preguntas relativas a la figura (“¿En qué mano llevas el guante rojo?”). Se pudo comprobar que los voluntarios que habían sufrido alguna experiencia extracorpórea realizaban peor estas tareas indicando un peor rendimiento del lóbulo temporal.
El hecho de que la proyección astral sea una idea recurrente de nuestra cultura no tiene por qué ser debido a que sea un concepto real, simplemente puede ser un truco que realiza nuestro cerebro para engañarnos desde nuestros comienzos. Ninguno de estos “viajeros astrales” ha presentado pruebas de haber visto algo real en alguna de sus excursiones. Quizá su espíritu no ha salido de su cuerpo, sino que simplemente se ha echado una siesta.