La ciencia puede lograr que las rosas vuelvan a oler como antes

¿Os han regalado rosas este San Valentín? Si es así, seguro que ahora mismo descansan en un jarrón, en algún lugar bien a la vista, con sus pétalos intactos y el mismo frescor que hace dos días, cuando llegó el repartidor con ellas a casa. La casa rebosará alegría y estará impregnada de ese olor a…. ah, no, que seguramente o no huelan o sólo desprendan un leve aroma casi imperceptible. Y es que, con los años, las rosas han ido perdiendo poco a poco su olor, pero estamos de enhorabuena. La biotecnología tiene la solución.

¿Por qué ya no huelen las rosas?

Los cultivadores de rosas, por lo general, buscan que sus flores sean duraderas, llamativas y con colores bonitos, pero el aroma les suele importar más bien poco. Además, la función natural del olor es atraer a los polinizadores, pero las especies domésticas suelen ser estériles y sobrevivir a través del cultivo, de modo que sería una cualidad innecesaria.  Por eso, a través de cruces, se han ido seleccionando las características que las hacen más aptas para el mercado, ignorando el olor, que se ha perdido poco a poco.

¿Cómo recuperar el aroma de las rosas?

A pesar de todo, el aroma de las rosas, como el de otras flores, es muy útil en algunas industrias, como la perfumera, por lo que identificar su origen es muy importante. De ello se encargaron en julio del año pasado un grupo de científicos; cuyas investigaciones, publicadas en la revista Science, desvelaron la ruta bioquímica responsable del aroma de las rosas. Desde hace mucho tiempo, se sabe que dicho olor es originado por unas sustancias denominadas monoterpenos. Sin embargo, no se sabía como hacían estas flores para producirlos. Así, procedieron a  analizar diferentes rosas, unas más olorosas que otras, comprobando que las que menos olían carecían parcial o totalmente de una enzima producida por las células de los pétalos, llamada RhNUDX1. Después de dicho hallazgo, centraron sus estudios en dicha enzima; que, como cabía esperar, resultó ser la responsable de la síntesis de geraniol, un monoterpeno presente en los aceites esenciales de rosas.

Como os decía antes, esto supone un gran avance para las industrias perfumeras, pero también para los productores de rosas interesados en que sus flores vuelvan a ser aromáticas, ya que el gen que codifica para RhNUDX1 podría reintroducirse en el genoma de éstas. Quizás esto sea incluso mejor noticia que el primer caso, pues sería una pena que para oler rosas tuviéramos que recurrir antes a los perfumes que a las propias rosas.

Por lo tanto, ya sabéis por qué puede que esas flores que os han regalado este fin de semana no huelan tan bien como deberían. Quizás las próximas que regaléis y os regalen tengan incorporada esta enzima y puedan impregnar nuestra casa con su aroma. Eso sí, no esperéis al próximo San Valentín para comprobarlo. Cualquier día es bueno para regalar rosas y decir “te quiero”.

Fuente: Science

Vía: El confidencial Independent

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