La combinación entre fumar y beber deteriora aún más las funciones cerebrales

tabaco

En anteriores artículos de Medciencia, ya se explicó que unos malos hábitos de vida perjudican en un grado para nada despreciable las funciones cerebrales, lo que técnicamente se denomina funciones cognitivas. Por ejemplo, en esta entrada se destacó la importante relación que supone seguir unos buenos hábitos de vida para la consecución de una buena memoria.

La explicación a este hecho se debe a que las sustancias tóxicas como el alcohol, el tabaco y las drogas, favorecen la proliferación de los radicales libres que interfieren en la comunicación entre las neuronas, concretamente en la síntesis de neurotransmisores.

Ahora, gracias a los resultados de un nuevo estudio que ha sido realizado por el equipo del Dr. Gareth Hagger-Johnson, del University College de Londres en el Reino Unido, se ha concluido que la combinación entre fumar tabaco y beber mucho alcohol acelera el declive cognitivo, es decir, las distintas capacidades que posee nuestro cerebro. Esto se debe a que sus efectos combinados sobre la función cognitiva pueden ser mayores que la suma de sus efectos individuales.

En este estudio, los científicos estudiaron a 6.473 adultos de entre 45 y 69 años, de los cuales 4.635 eran hombres y 1.838 mujeres. Se tuvieron en cuenta la cantidad de alcohol y de tabaco que consumieron durante un periodo de 10 años.

A lo largo de este periodo de tiempo, todos los participantes fueron sometidos tres veces a distintas pruebas para valorar su función cognitiva. Entre estas pruebas, se puntuaron el razonamiento verbal y el matemático, la memoria verbal a corto plazo y la facilidad de palabra, es decir, la fluidez verbal.

Tras los correspondientes datos, los científicos obtuvieron los siguientes resultados estadísticos: se demostró que los fumadores con un consumo alto de alcohol, el declive cognitivo fue un 36% más rápido que en los bebedores moderados no fumadores. Además, cabe destacar que entre los fumadores, el declive cognitivo fue más rápido conforme la cantidad de alcohol consumido era mayor.

Este estudio, por tanto, confirma aún más los resultados de anteriores estudios que han evaluado los efectos de esos perjudiciales hábitos de vida sobre las funciones cerebrales. Si ya el simple hecho de fumar o beber individualmente es bastante dañino, cuando ambos se encuentran combinados pueden resultar una bomba de relojería para nuestro organismo.

En mi opinión, el mayor peligro para nuestra salud no es ese en realidad, sino que normalmente no consideramos los efectos de estas sustancias a largo plazo, aunque con el paso del tiempo desgraciadamente uno recibe los excesos del pasado. Si cada vez son más los estudios que apoyan que estos hábitos de vida dañan seriamente a nuestro cuerpo, ¿por qué hacemos caso omiso de ello? ¿Tenemos que esperar a que la vida nos dé un susto para que nos lo planteemos? Sin embargo, este es otro extenso debate que no viene ahora al tema de esta entrada.

Fuente: NCYT

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